Por mucho que le corras al karma, siempre llegará a ti, aún así Madelaine Jost, había vivido durante años, huyendo de aquello a lo que muchos le temen.
Aunque su karma, tenía lindos ojos, pero una sonrisa siniestra, y el miedo de Madelaine entre sus...
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Devil Roux:
Madelaine me explica lo que sucedió y a mi el enojo me hace temblar, le indico que vaya al McDonald's de la ciudad mientras bajo las escaleras a toda velocidad, encontrando a André en la cocina limpiando.
—Enciende el carro—Ordeno agitado.
—¿Qué?
—¡Qué enciendas el carro!—Subo corriendo las escaleras queriendo buscar al resto.
Toco todas las puertas con desesperación, mi corazón late en mis oídos, no paro de temblar, y pensar en que él le puso una mano encima, me hace tener los mismos pensamientos de años pasados.
—¡Nos vamos!—Grito en el pasillo—Los quiero a todos abajo.
—¿Qué te pasa? Acabarás con mi puerta, animal—Antonella me ve entre confundida y molesta caminando hacía mí.
La mirada que recibe de mi parte la hace retroceder unos pasos, no pregunta y se adentra a su cuarto, saliendo con una chaqueta en sus manos.
—Ve por los demás—Asiente.
Vuelvo a encontrar a André que no quita su cara de confusión—¿Puedes decirme qué pasa? Me asustas.
—Madelaine tuvo un encuentro con Davis, acaba de pasar, iremos por ella.
—Mierda—Se pasa las manos por el cabello—El carro está encendido, haré que los demás se den prisa.
Agradezco y salgo subiéndome de piloto, no pasa mucho cuando todos entran al carro, ninguno dice nada, y yo arranco sin esperar que se pongan cinturones.
—Alguien que me diga que sucedió, y porque Devil conduce como un loco—Gastón rompe el silencio.
—Madelaine está en problemas—Réplica André.
—¿Está bien?—Inquiere Asly.
—No lo sé—Hablo irritado, odio esta situación.
Años atrás decidí hacerme a un lado para evitar toda esta mierda, y no nos sirvió, porque esos dementes harían lo que fuese por encontrarnos.
Espero que el semáforo cambie y le saco todo lo que puedo a este auto, manejo lo más rápido posible, estamos a treinta minutos del McDonald's y eso me inquieta aún más.
Giro haciendo que las llantas del carro chillen, todos se agarran de lo que pueden, asustados.
—Oye, no me quiero morir aún, entiendo la situación pero si sigues manejando así, vivos no llegamos—Habla Antonella metiéndose entre los asientos.
