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Madelaine Jost:

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Madelaine Jost:

Conduzco de camino al instituto con los dos pequeños que pasaré a dejar en su escuela, en el asiento de atrás, observan el celular que les presté, soltando una que otra risa, y logrando sacarme sonrisas a mí.

—Hoy debo ir al trabajo—Dirigen sus miradas a mi puesto—Ya saben, toman el autobús, no se fien de nadie, directo a la casa, al llegar hacen sus tareas, y cuando regrese les haré de cenar, ¿entendido?—Ambos asienten.

—¿Y mamá?—Me pregunta Tobías, él le tiene un amor profundo a nuestra madre, sin importar lo que ha hecho, él la adora.

—Supongo que saldrá—Simplifico.

—Como cada día—Esta vez es la voz de Saskya la que sale con un toque de enojo.

No respondo, ella tiene razón, y sé que suele afectarle más que a Tobías, ella presenció cosas que no tuvo que haber visto, mamá nos ocasiona problemas desde el divorcio, desde encontrarla siendo un total asco, gracias a los afectos de la droga, hasta tener que pagar una fianza, porque ella decidió robar, se justificó diciendo que necesitaba dinero para la casa, pero sé que no es así

Yo mantengo la casa hace más de un año, me encargo de mis hermanos, de la comida, su salud, sus estudios y cada cosa que necesiten, aunque no tengo el mejor trabajo, el sueldo nos sirve para vivir, y mi padre también me es de ayuda con el dinero que suele darme, ella solo busca dinero para gastarlo en sus vicios, vicios que acabaron con la familia, o lo poco que quedaba de ella.

Me estaciono en su escuela y ellos saltan del auto, les gusta venir, los mantiene distraídos, bajo para despedirme.

—Cuida de tu hermano mientras no esté, Sas, ¿puedes?—Le acomodo el cabello.

Se para firme cómo un militar haciéndome reír—Sí, señora.

—Muy bien, gracias, me ayudas mucho—Le doy un abrazo—Te amo.

—Y yo a ti, Mad—Deja un beso en mi mano.

—Y a ti también, Tobías—Se acerca a darme un beso y abrazarme.

Los dejo ir y su profesora los recibe, ellos la saludan animados.

—¡Los amo!—Les grito antes de que entren, ellos se despiden con la mano, y los pierdo de vista.

Me subo al auto yéndome al instituto, debo estar bastante aplicada, y comportarme, fue difícil conseguir que me recibieran, así que debo tener cuidado, y evitar problemas.

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La jornada escolar culmina y yo me voy rápidamente al trabajo, manejo mientras fumo, y escucho música, intentando relajarme, sé que en la pastelería voy a estresarme, suele ir mucha gente, y no los juzgó, los postres son una delicia, comes uno y quieres repetir mil veces, pero a veces son tan impacientes y te hablan mal, te presionan, y se molestan por cualquier cosa, y termino bastante irritada.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora