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—Ayudó a escapar al niño—Explica Davis ante la mirada de su hermano mayor

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—Ayudó a escapar al niño—Explica Davis ante la mirada de su hermano mayor.

—¿Y qué esperan para ir por él?—Regaña a los hombres que lo acompañan.

—¡Madelaine!—Saskya se retuerce entre los brazos de Davis, pero es obvio que eso no le funcionará mucho.

Me pongo de pie con cuidado, mis ojos escanean al hijo de puta que mantiene a mi hermana en el aire, siento un escalofrío recorrerme, y por unos segundos no sé qué hacer.

—Sueltala, falta Tobías, son los dos o no hay pelea—Me dirijo al menor de los Murphy.

—Se fue, ve por él—Me reta.

—Te acabo de decir que sueltes a mi hermana, ¿o es que no me escuchaste, imbécil de mierda?

—No estás en condiciones de insultarme, continúa y le rajo el cuello.

—Ay, qué miedo.

A ellos no les puedo demostrar que estoy asustada, lo usarán a su favor, y ya estoy bastante jodida.

—Dile a tu hermano que suelte a Saskya—Hablo nuevamente, pero está vez hacía Kyle.

—¿Por qué haría eso? Parece que se está divirtiendo.

Miro a Davis, le está diciendo algo a mi hermana al oído, siento como el enojo se incrementa cuando juega con el cuchillo, y Saskya rompe en llanto.

—Te juro que si le hace algo, lo mataré—Le advierto a Kyle.

—No serías capaz, además antes de que puedas hacerle algo a mi hermano, estarías muerta.

Veo como Devil logra soltarse del hombre que lo sujetaba, llega a mi lado, y de cierta manera me da tranquilidad.

—¿Podemos dejarnos de juegos? Trae al otro niño, y has que suelten a la niña, me pone de los nervios ver a tu hermano sostener algo que no sabe utilizar—Le habla a Kyle mientras se ubica frente a mi.

—¿Cómo estás tan seguro de que no sé?—Interrumpe Davis—¿Quieres hacer la prueba?

Afinca el cuchillo en la mejilla de mi hermana.

—¿Dónde está el otro?—Devil lo ignora completamente.

—No tengo idea, desapareció—Se ríe.

—Ay, que triste—Kyle se lleva toda la atención de nuevo—En vista de que ese estúpido niño se escapó, pues te jodes, porque no hay pelea, pero tampoco te daré a tu hermanita.

—Ni te atrevas...

Veo mi entorno, queriendo buscar algo con lo que pueda defenderme, algo con que herir a Davis y poder llegar a Saskya.

—Claro que me atrevo, muñequita, ella viene conmigo, y tú espero que tengas suerte consiguiendo a tu hermano—Me sonríe—¡Davis, mete a la mocosa al carro!

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora