49 (Capítulo largo)

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—Dios, que frío—Se queja Gastón

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—Dios, que frío—Se queja Gastón.

Abrazo a Tobías, queriendo darle calor, ya que hace unos minutos empezó a temblar.

Caminamos rápido a la finca de Debra, nos ofreció una de sus tantas propiedades, y me agrada bastante este ambiente, hay espacio suficiente para que Tobías juegue, debe estar cansado de estar encerrado.

—Aseguren el lugar, avísenme sí detectan alguna amenaza—Los hombres asienten tras la orden de Debra, y se pierden de mi vista.

Tobías levanta la cabeza, para curiosear su alrededor, siempre le han gustado este tipo de lugares, es un niño con mucha energía, y le encanta tener espacio para jugar con libertad.

—¡Hay una piscina, Mad!—Me la señala.

—Ya veo, pero de seguro está súper fría—Arruga la frente.

—Es climatizada, corazón—Le hace saber Debra—Úsala cuándo desees.

—¿Puedo?—Me mira suplicante.

Odio que ponga esos ojos, no puedo negarme.

—Luego—Establezco.

Nos adentramos a la casa, es el típico espacio hogareño, dónde viviría felizmente una bonita familia.

Los colores se sienten incluso relajantes, el olor a canela es agradable, y por primera vez en días, siento que realmente habitamos un hogar.

—¿Podemos hablar?—Reconozco la voz a mis espaldas.

Y que siga teniendo el mismo impacto de hace unos años en mí, me gusta, pero sigo molesta.

—Cariño, ve con André, ¿está bien? Debes descansar—Tobías asiente, y desaparece en busca del rubio.

—Dime—Espeto.

—Sígueme.

Ruedo los ojos, pero hago lo que me pide, camina hasta la piscina, y se sienta metiendo los pies en el agua, lo imito sin decir nada.

—Lo lamento, no debí hablarte así—Inicia—Pero es que a veces me haces molestar, entiendo que puedes tener las cosas bajo control, pero muchas veces necesitas ayuda, y no la pides.

—Sí... Lo sé, y tienes razón—Se me forma un nudo en la garganta—Lo siento, toda mi vida he estado sola, nunca tenía la ayuda de nadie, así que me cuesta aceptar que las cosas se están poniendo muy difíciles para mí.

—Ya no estás sola, Madelaine, entiende eso.

—Lo sé.

—Lo de esta noche...—Se toma unos segundos, supongo que para conseguir las palabras correctas—Puede ser realmente peligroso, ¿entiendes eso?

—Sí.

—Sólo no te separes de mi—Une nuestras frentes—Sólo mantente a mi lado, no podría soportar perderte.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora