—Prepara tus cosas, Madelaine, iré a despertar a los chicos—Me doy cuenta que le hablé de la manera en que lo hago, cuando doy ordenes—Por favor, bonita.
Ella se ríe, y por primera vez en todas estas horas, veo ese brillo único en sus ojos.
—Sí, señor—Se pone firme imitando un saludo militar.
Subimos juntos, ella se adentra en la habitación, y yo cumplo mi tarea tocando las puertas donde descansan el resto.
—¡Mierda, dejen de joder, hijos de puta!
Madelaine se sobresalta al oír eso, apenas sale con sus cosas en mano, pero no podemos evitar reírnos a carcajadas tras el insulto de Natanael.
—¡Levántate, idiota!—Refuta Madelaine.
—¡Qué te den!
Gastón sale con la mejor cara de sueño del mundo—¿Aquí hacen reuniones para insultarse, o de qué me perdí?
—Ah, sí, olvidamos avisarte—Ironiza la pelirroja.
—Tranquila, me pongo al día—Tose para aclararse la voz—¡Cabrones todos, que levanten el culo de las camas, dijo Devil!
—¿Qué coño les pasa?—Se queja Asly mientras sale del cuarto, junto a Antonella—Joder, que puto escándalo.
—¿No han visto la hora? Callense un año, por Dios—La apoya Antonella.
—Buenos días—André intenta hablar, pero su bostezo lo interrumpe—¿Qué sucede?
—Los quiero a todos en la camioneta en diez minutos—Ordeno.
—¿Y este quién se cree?—Natanael sale de un portazo—¿Por qué das órdenes como si estuvieras en tu casa?
—¿Por qué lo estoy, quizá?—Subo una ceja.
—No puede ser—Escucho el murmuro de Madelaine.
—Ah, la costumbre—Se ríe—Verdad que no estoy en mi casa.
—Bueno, nos vamos en diez—Repito.
—¿Te crees la gran cosa? Pues ninguno de mis hombre se mueve de aquí—Se cruza de brazos.
—Ni que los necesitará, le estoy hablando a mi gente, no a la tuya—Asevero.
—Uh, me caes bien—Me sonríe abiertamente—¡Qué en diez minutos abajo, dijo!
Bipolar de mierda.
Todos se ríen antes de entrar a sus cuartos, Madelaine y yo nos vamos a la camioneta, y nos apoyamos en la misma a la espera de que lleguen.
—¿Crees que si bajen en diez minutos? Detesto esperar—Juega con sus manos.
Sigue ansiosa, y no sé porque, pero me he sentido con el suficiente derecho, y la confianza de tocarla, o darle muestras de afecto sin ningún problema, así que la jalo de la cadera dejándola frente a mí, es ella quién se pega más y sube la mirada para poder verme.
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Las cicatrices de Madelaine
Dla nastolatkówPor mucho que le corras al karma, siempre llegará a ti, aún así Madelaine Jost, había vivido durante años, huyendo de aquello a lo que muchos le temen. Aunque su karma, tenía lindos ojos, pero una sonrisa siniestra, y el miedo de Madelaine entre sus...