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No logré dormir en casi toda la noche y aunque ahora el cansancio me está pasando factura, corro entre los pasillos buscando a Devil, debo decirle lo de la carta

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No logré dormir en casi toda la noche y aunque ahora el cansancio me está pasando factura, corro entre los pasillos buscando a Devil, debo decirle lo de la carta.

Estoy por rendirme cuando lo veo junto a su grupo, están en las mismas gradas de la otra vez.

—Devil—Lo llamo, me mira y su cara es de confusión total.

Corro hasta su sitio y sus amigos no disimulan la sorpresa.

—Debemos hablar—Digo mientras me apoyo en mis rodillas, intentando recuperar la respiración.

—¿Qué pasa? Creí que habías dicho que no nos querías cerca.

—Esa era la idea, pero resulta que ya me estás dando problemas, y ni siquiera te he hablado—Recobro la compostura.

—¿Yo? Por favor, Madelaine, he estado lejos de ti, ¿qué carajo dices?—Se escucha molesto.

¿Él está molesto? Esto tiene que ser una broma.

Golpeo su pecho con mi mano, dándole la carta—Lo que digo es que ese idiota sabe que estamos en el mismo lugar, y se le hizo divertido dejarme una carta.

—¿Una carta?—Sube una ceja.

—Sí, léela

Se toma un momento para leerla, frunce el ceño varias veces, y termina soltando una risa antes de darme nuevamente el papel.

—Es solo un papel, Madelaine, seguramente alguien te está jugando una broma.

—¿Sí, quién? Porque que yo sepa nadie tiene ni idea de que nos conocemos.

—Cualquier persona, no seas cobarde.

—¡No soy cobarde, idiota!—Me acerco a él—¡Tuve que dejar mi maldito carro en el mecánico, porque rompieron una ventana! ¿Te parece eso una broma?

—¿Qué?—Se levanta—¿Quién lo hizo?

—No lo sé, pero saben dónde trabajo, los ví anoche, estuvieron estacionados por horas afuera de la pastelería, y cuando salí una persona sacó un bate y rompió la ventana, dejaron la carta en uno de los asientos.

—Ok, eso parece serio—Dice Gastón con un tono de burla.

—¿No me crees?—Miro a los ojos a Devil.

—Es todo muy raro—Pasa la mano por su cabello—¿Cómo sabe que estamos juntos en tan poco tiempo?

—Me hago la misma pregunta—Me encojo de hombros—¿Te das cuenta de que estamos en peligro, verdad?—Asiente

—Algo me dice que ahora sí tendrán que contarnos lo que tanto ocultan—La que reconozco como Asly se hace parte de la conversación.

—Pero será después de clases, seguiremos el día con normalidad, y después te recogeré aquí para llevarte a casa, Madelaine—Me señala Devil—¿Entendido?

—Sí, no tengo más opciones—Ironizo, odio que sea tan mandón.

—Bien.

Ruedo los ojos y giro sobre mis talones dejándolos solos, no puedo creer que tuve que buscarlos otra vez, los quería alejados de mí y ahora parece que tendré que pasar más tiempo del pensado con ellos.

Sigo las órdenes de Devil y el día transcurre con normalidad, nos vimos un par de veces pero actuamos como total desconocidos, no sabemos si esa persona anda entre nosotros, así que lo mejor es que no nos vea mucho tiempo juntos.

La campana suena anunciando el fin de las clases, los pasillos no tardan en llenarse con estudiantes buscando la salida, empujo a varios hasta encontrar la puerta que da hacia el patio, salgo de ahí buscando las gradas donde veo a Devil esperándome.

—Hola—Me saluda tirando la colilla del cigarro al piso.

Me aclaro la garganta—Hola.

No voy a negar que me pone algo nerviosa, su atractivo no pasa desapercibido, y su mirada es bastante intimidante, por un momento me teletransporto al pasado, dónde me veía fijamente solo para lograr que me sonrojará.

—¿Nos vamos?—Habla al ver que yo no tengo intenciones de hacerlo.

—Sí, sí.

Pasa por mi lado y yo lo sigo, no parece querer hablar, quizá está molesto por cómo me comporté la última vez.

—¿Enserió vamos a contarles?—Indago.

—Sí.

—¿Por qué? Quedamos en que nadie debía saberlo.

—Porque son mis amigos, no voy a mentirles—Me mira—Además tú debes acostumbrarte a ellos, eso de evitarnos en los pasillos ya no va más, tendrás que estar con nosotros.

—¿Eso no llama más la atención?

—Su atención ya la tenemos, Madelaine—Afirma.

Deja la conversación ahí y yo tampoco quiero retomarla, me siento un poco mal por como los traté, ellos no me hicieron nada, y yo fui una estúpida.

Bajo la mirada—Perdón por como los traté la otra vez.

Me mira sorprendido, y parece que su molestia se va con la sonrisa que me regala, me toma por sorpresa la rapidez con la que me toma de la cintura, pegándome a su cuerpo.

—Tú vas a ocasionarme muchos problemas—Su aroma y aliento chocan con mi nariz—Pero estoy feliz de volver a verte.

—¿Por qué?—Mi voz sale en un hilo, estoy nerviosa.

—No he dejado de pensarte, Madelaine—Sus labios rozan con los míos—Cuando volví a verte me di cuenta que nunca quise separarme de ti, y no pienso dejarte ir de nuevo.

—Nos hacíamos daño—Le recuerdo.

—¿Y que importa? Creo que me hace más daño que estemos alejados—Pega su frente con la mía—Te he necesitado todo este tiempo.

Su voz sale con cierta tristeza, yo también lo he extrañado, quise volver a verlo millones de veces, pero sabía que pasaría si nos veíamos otra vez, y decidí estar alejada y dejarlo ir.

—Devil, él puede hacernos daño, lo sabes.

—No será así, voy a cuidarte—Se separá—¿Lo sabes, no? Siempre estaré para cuidarte, y más ahora.

—Lo sé, y yo prometí cuidarte a ti, mi promesa sigue en pie, Devil.

Sonríe—Me alegra que así sea—Toma un mechón de cabello dejándolo detrás de mi oreja—Ahora vámonos, los chicos nos esperan.

No sé porque, pero creo que necesitaba esas palabras, que me dieran seguridad, y esa seguridad solo él sabe dármela, siempre me he sentido segura a su lado, y esta vez no es la excepción.


Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora