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A Kenay le tiembla la mandíbula, por la fuerza que está poniendo en la misma, me acerco tomando la mano de Devil, cuando se endereza

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A Kenay le tiembla la mandíbula, por la fuerza que está poniendo en la misma, me acerco tomando la mano de Devil, cuando se endereza.

—¿Qué quieres hacer con él, amor?—Dice con lentitud.

Una sonrisa ladina se dibuja en mi rostro—Lo mataré—Es mi turno de acercar mi rostro al de Kenay—Te voy a matar, dulzura, y joder, vaya que lo voy a disfrutar.

El chico se desespera, y empieza a moverse en busca de liberar sus manos, lo veo con aburrimiento, y Devil le clava un golpe haciendo que se detenga.

—Voy a necesitar un pequeño favor, antes de que mi chica acabe contigo—Roux habla con autoridad, y los demás admiramos la escena—Necesito comunicarme con tus hermanos, ya sabes, para darles la noticia de tu muerte, y tú me darás el número de Kyle, sé que tiene un número privado, por donde hablas con él, así que me lo vas a dar.

Kenay niega repetidas veces con la cabeza, y veo las lágrimas acumularse en sus ojos.

—No era una pregunta, me da igual si quieres o no dármelo, igual lo harás—El pelinegro se encoge de hombros—Así que dime, ¿prefieres hacerlo por las buenas, o por las malas?

Vuelve a negar, sacándole una sonrisa a Devil.

—A las malas entonces.

Me enderezo sabiendo lo que viene, y que por alguna razón disfruto imaginar.

—Natanael—Mi amigo no tarda en ponerse al lado de Devil—¿Quieres hacer los honores?

—Claro que sí.

El puño de Natanael impacta contra la nariz de Kenay, y la sangre no tarda en salir.

—Todos los demás, fuera de aquí—Ordena Roux.

Obedecemos dejándolos solos, y buscamos la cocina, dónde nos encontramos con Destiny en una crisis nerviosa, y André que intenta calmarla.

—¿Qué sucede?—Inquiero—Destiny...

—Yo...Yo no puedo con esto—Solloza—Arruine el plan, y Asly salió herida, ustedes estuvieron en peligro por mi culpa.

—Cálmate, todos estamos bien, y Asly ya se va a recuperar.

Asly asiente rápidamente—Sí, linda, tranquila, son cosas que pasan.

—No...Ustedes iban a morir ahí dentro—Las lágrimas le decoran las mejillas—Yo no sirvo para esto, sólo soy un estorbo.

—Suficiente—Interfiere Debra—No tenemos tiempo para esto. Todos estamos bien, nadie murió, parala ya, tus nervios no ayudan en este momento.

—Tú no entiendes—Se le rompe la voz—Ustedes saben que hacer si las cosas se salen de control, en cambio yo... Si no hubiera sido por André y Natanael, ni siquiera estuviera aquí, porque arruine el plan, porque me asusté—Explica rápido—Yo tuve mucho miedo, y no podemos tener miedo, siempre lo dices.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora