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Westton nos recibió hace unos minutos, ahora vamos en camino al lugar que nos marca la dirección, según Debra es un barrio peligroso de la ciudad, estuvo ahí por un par de movimientos ilegales

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Westton nos recibió hace unos minutos, ahora vamos en camino al lugar que nos marca la dirección, según Debra es un barrio peligroso de la ciudad, estuvo ahí por un par de movimientos ilegales.

Mi celular vibra avisando que hay una llamada entrante, y no dudo en responder al imaginarme quién es.

—¿Emocionada por nuestra cita, muñequita?—Habla con picardia.

—Cómo no te imaginas—Le sigo la corriente.

—Faltan cinco minutos, no me gusta la gente impuntual, no me hagas esperar.

—Relájate, sé que mueres por verme—Bromeo—Ya estoy cerca.

—¿Cómo vienes vestida? Me encantan los atuendos apretados, espero que te hayas puesto uno especialmente para mi.

No logro responder ya que Devil me arrebata el celular, finalizando la llamada, los celos brillan en su mirada, y que apague el celular lo confirma.

—Uy, posesivo—Se burla Debra—Déjalo, Madelaine, yo te trataría mejor.

Natanael se ríe con soltura, y yo debo bajar la cabeza ocultando mi sonrisa.

—Jaja, que chistosa—Devil suena disgustado.

—Tranquilo, no te la voy a quitar—Voltea a vernos entre los asientos—Dudo que a Mad le gusten las chicas.

Natanael vuelve a reírse.

—En realidad soy bisexual—Confieso—Me he enrollado con un par de chicas, nada serio.

—¿Disculpa?—Está vez Natanael no puede contener la carcajada, debido a como salió la voz de Devil.

—Bueno, pasaron algunas cosas en estos dos años.

—¿Natanael lo sabía?—No se guarda la pregunta.

—Así es—Contesta el moreno—Y déjame decirte que no me enteré porque me lo dijera, si no porque en una fiesta, salí a vomitar, y de regreso vi a la hermosura que tienes al lado, comiéndole la boca a otra hermosura. Al menos tiene buenos gustos, eh.

—Esto sí que no me lo esperaba—Vuelve a hablar Debra con un tono burlesco.

—Ni yo—Apoya Roux—Pero no te juzgo, solo no pensé que te gustarán las chicas.

—Lo sé, soy bastante selectiva, pero no negaré, que hay algunas mujeres que me parecen realmente atractivas.

—Me encanta esta mujer, Devil, cásate con ella, cuando salgamos de aquí, debes pedirle matrimonio—Debra sigue con el juego—¿Te los imaginas, Natanael?

—¿Con todo ese rollo de la boda, altar, vestido, traje, damas de honor y así?—La pelinegra asiente—Ni de broma, se verían patéticos.

—¡Hey!—Debra le suelta un golpe en el hombro—No digas eso, arruinas la ilusión, cabrón.

Las cicatrices de MadelaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora