Capítulo 17

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Hellow flores! En vista de que la semana pasada no pude actualizar esta historia, espero poder subir tres capítulos en esta!!!
Nos vemos y disfrutad!

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Era solo una idea, una ligera y banal idea que había tomado forma cada vez más consciente y que a su parecer era la solución para ambos.

Al menos es lo que le había parecido dado que el rechazo del lobo hacia ella era plausible y más que obvio.

—Sorprendedme —mencionó mostrando un interés hasta ahora irreconocible en él.

¿Por qué estaba de tan buen humor? Al menos lo suficiente para incluso desear escucharla, cuando hasta ahora ni tan siquiera le había concedido una sola palabra que no fuera fiel obediencia a sus órdenes.

—Vos queréis un hijo —comenzó Melissa.

—No lo quiero, lo necesito —puntualizó—. Podéis proseguir...

—Muy bien, necesitáis un hijo —insistió Melissa tratando de no mirarle mientras decía aquello porque su mirada era tan profunda que la desestabilizaba de sus propios pensamientos—. Tenéis una amante que os agrada y que puede dároslo con gusto —prosiguió pero fue interrumpida de nuevo.

—Si me valiera el hijo de una meretriz ya lo habría tenido. Necesito un hijo fruto de vuestro vientre, no me sirve el de ninguna otra mujer —aclaró con cierto tono de enfado.

—Pero yo diría que es mío, incluso podría fingir que mi vientre crece y nadie lo sabría jamás. Una vez que ese niño venga al mundo me marcharía y vos lo podríais criar como mejor os convenga. Los dos obtendríamos lo que deseamos.

Para Melissa era una idea grandiosa, el lobo tendría un hijo de su sangre que pasaría por ser de ambos y ni tan siquiera tendría que tocarla. Ella podría marcharse sin la culpa de abandonar a un hijo y cada uno proseguiría con su vida lejos del otro.

—No —negó sin siquiera meditarlo un segundo—. Estas tierras se unirán a las de los Rouge para siempre a través del hijo que concibáis y no correré riesgo alguno para que dicha unión peligre. Os uniréis a mi como es vuestro deber y albergaréis a mi hijo en vuestro vientre como os corresponde hacer. —Su tono era brusco, había vuelto a su semblante de siempre ofuscado como si estuviera enfadado de forma persistente.

El lobo estaba por marcharse y dejarla sola, de hecho había dado varios pasos por delante y Melissa pensó que allí se habría acabado toda la conversación.

—¿Y pensáis mantener a vuestra meretriz a la vez que intentáis concebir un heredero con vuestra esposa? —gritó a su espalda consiguiendo que él frenase su huida y girase sobre sus talones para enfrentarla de nuevo.

La sola idea le asqueó, pero no pensaba decidlo en voz alta porque decididamente no estaba dispuesta a compartir el lecho junto a ese hombre.

—Eso es algo que no os incumbe y está fuera de discusión, esposa. Preocuparos por darme el hijo que necesito y no volveré a pisar vuestro lecho —decretó cruzándose de brazos—. Os veré en la cena y portad con vos el laúd.

La Melodía del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora