Capítulo 32

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Es luna llena... Auuuuuuuuuuuuuuuuuu
Pd: Os dejo un POV del lobo por mi Instagram

Que lo disfrutéis flores, es bieeeeeen largo!

Se suponía que debía estar agotada y en el paraíso de los sueños más profundos teniendo presente que apenas había dormido la noche anterior y durante el día no había cesado en realizar tareas, la última de ellas enmendar algunas de las prendas del...

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Se suponía que debía estar agotada y en el paraíso de los sueños más profundos teniendo presente que apenas había dormido la noche anterior y durante el día no había cesado en realizar tareas, la última de ellas enmendar algunas de las prendas del lobo que había sobre uno de los baúles de su alcoba.

Y precisamente por eso era incapaz de dormir, porque aquel era el lecho del lobo y ella estaba inmersa bajo una piel gruesa de oso que la mantenía caliente mientras la luz que emitía las llamas de la chimenea iluminaban parcialmente la estancia.

Estaba tensa.

No sabía si por el hecho de que en algún momento él cruzara aquella puerta a pesar de que le dijeran que no regresaría hasta la luna llena o porque aquel era el lugar donde él descansaba y ahora lo hacía ella.

Durmiendo en la cama del enemigo.

O quizás tampoco era capaz de dormir porque no dejaba de atosigarse continuamente con lo que él había provocado en ella y no había podido ni tan siquiera enfrentarlo para redimirse de su propia flagelación por permitir que él lo hiciera.

Se giró de nuevo en aquel lecho divisando la puerta de entrada a este a lo lejos. La hoja era tosca, robusta... señal clara de que allí dentro dormía el señor del castillo de sangre como así se llamaba. Puede que no residiera aquella noche en la alcoba De la Torre pero igualmente aquella puerta estaba bajo llave y en esta ocasión había sido el lobo mediano quien echó el cerrojo asegurándose que nadie más que ella aguardaba dentro del lugar.

¿Temían por su vida o por el hecho de que pudiera engendrar el hijo de otro hombre? Prefería no pensar en la respuesta, ambas le hostigaban de igual manera.

Metió una mano bajo la almohada asegurándose de que la daba allí se hallaba y se obligó a dormir. Puede que fuera cierto, que el lobo no regresaría hasta la luna llena y si era así, ella necesitaba recuperar todas sus fuerzas.

Con aquel pensamiento Melissa encontró el alivio que necesitaba para dejar que la calidez del fuego la envolviera y dormitara hasta bien entrado el día sin que nadie del castillo la despertara.

De hecho, tardo poco en darse cuenta de que la puerta de la alcoba del lobo no tenía cerrojo y de que podría salir de ella cuando quisiera.

Mientras Melissa paseaba por el castillo sin saber muy bien hacia donde ir o qué hacer, puesto que no entendía porque la habían dejado dormir hasta bien entrado el día, pudo comprobar que todo funcionaba adecuadamente a pesar de que el lobo no se hallara en su castillo para dar ordenes a diestro y siniestro como solía hacer.

Tardó poco en percatarse que en su ausencia, era su hermano menor, el mediano de ellos quien dictaminaba las órdenes y se encargaba de supervisar cada tarea.

La Melodía del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora