Que disfrutéis del capítulo flores... porque en el siguiente ¡Será luna llena!El dolor de cabeza que martilleaba a Melissa era producto de la falta de sueño y ella era consciente de ello, pero prefería aquel pertinente malestar que el hecho de recordar su encuentro nocturno con el lobo cada vez que veía sus brazos vendados o hacía un movimiento brusco que le recordaba el porqué de aquel dolor.
Fuego.
Sentía un fuego incandescente en su interior por más que se hostigaba pensando que aquel tipo de sentimiento era infernal y macabro.
Él era su opresor. Puede que él se considerase su dueño, pero ella bien sabía que jamás le pertenecería y que mucho menos se entregaría.
En cuanto el lobo se marchó corrió hasta el baúl donde había guardado la daga de su padre y que ahora conservaba a buen recaudo entre las faldas de su vestido atada con los restos de tela de su desvalijada camisa de dormir.
Hacía escasos momentos que la antorcha que el lobo había traído consigo se había consumido todo el aceite, pero la luz de un nuevo día le propiciaba claridad y hacía menos hostil su soledad.
Se había vestido por si el perro sarnoso deseaba regresar, al menos no tendría un fácil acceso a ella como en cambio lo tuvo en su último encuentro.
«El muy cerdo...»
No solo la había atado para tocarla a su voluntad cuanto quisiera, sino que se había asegurado de constatar el ferviente deseo que en ella crecía con sus caricias.
Le odiaba.
Y su odio era mutuo así que eso no la consolaba.
Había tenido demasiadas horas para pensar en su futuro incierto. En sus pocas posibilidades de escapar y en la desdicha de su familia si perecía en el intento. No quería creerle, pero el maldito lobo podría tener razón en cuanto a sus suposiciones si ella moría, al menos antes de tener un hijo que heredase las tierras que un día le pertenecerían.
Si ella moría no quedaría nadie en el linaje de los Rouge que continuara el legado de lo único con valor que aún poseían. Teniendo en cuenta que el lobo la detestaba, habría sido más fácil para él dejar que muriera en aquel bosque devorada por los lobos salvajes en lugar de salvarla. Si fuera tan fácil hacerse con las tierras de los Rouge una vez que ella muriera, habría sido la primera opción de ese perro sarnoso, en cambio allí estaba encerrada y custodiada en la torre del castillo de sangre, a la espera de ser marcada por el lobo en la primera luna llena entregándole su sangre.
Si alguien derramaría sangre esa noche no sería la de su virginidad, sino la de la garganta del lobo por tratar de imponerle su voluntad.
El ruido de pasos en las escaleras acercándose hacia su puerta le indicó a Melissa que el lobo no venía solo y en efecto cuando la puerta se abrió, no vio al dueño de ojos grises que había desvelado su sueño, sino a su hermano menor que se hizo a un lado para que varios hombres entraran en la que se había convertido en su alcoba cargados con numerosos objetos.
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La Melodía del Lobo
Historical FictionNo tientes al lobo, podría comerte... ¡Ya podéis agregarla a vuestras bibliotecas! Esta historia comenzará después de "Cohibida"