Me he hecho de rogar, pero aquí está flores!!!! Pasadlo bien que se viene el verdadero fuego!
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Melissa se alzó irguiéndose rápidamente como si las piernas del lobo le quemasen en sus nalgas. Fue un movimiento brusco y repentino del que ni tan siquiera era consciente, su mente quería poner distancia y quizá la lejanía del cuerpo del lobo le ayudaba. Conocía esa canción desde hacia muchos años, igual que las otras. Resultaba inconcebible que hubiera sido escrita pensando en ellos, no tenía sentido alguno. ¡Era inconcebible!
El silencio del lobo la intrigó y quizá fue consciente solo en ese momento que él tenía respuestas a sus preguntas, que si sabía que la canción hablaba de ellos tendría algún sentido para afirmarlo de ese modo.
—¿Quién os dijo que la canción se refería a vos?, ¿Cómo podéis estar tan seguro? Conozco esa melodía desde que tengo recuerdos y jamás me dijeron nada al respecto.
Vio como el lobo también se alzaba de su asiento, en un principio pensó que se podría dirigir hacia ella, pero en lugar de eso dejó su copa sobre la mesilla y arrastró sus pies con desgana hasta la chimenea, donde se apoyó encorvado para mirar bien el fuego haciendo que el fulgor de las llamas iluminase su rostro. Le observaba con detenimiento esperando una respuesta que parecía hacerse de rogar, aún así Melissa aguardaba mientras no podía evitar pensar que aquella barba incipiente junto a su mandíbula prominente le proporcionaban un aura de ferocidad que iba en sincronía con su apellido.
Los lobos se caracterizaban por ser feroces y resultaba indiscutible que el hombre que veía ante ella lo fuera. Se había negado a llamarle por su nombre, ni tan siquiera lo había evocado una sola vez, pero ahora... viéndole en su faceta más humana mientras parecía inquieto por sus propios pensamientos y con un semblante tranquilo, imaginó por un segundo como hubiera sido si le hubiera conocido en circunstancias distintas a las que acontecían.
—Lo puedes llamar profecía. Un canto de esperanza. Una plegaria para que finalmente la paz llegara. La historia que se repetirá y el heredero que debe llegar se refiere a nosotros —habló sin siquiera apartar la vista del fuego—. Habla de nuestro pasado, de nuestro presente y de nuestro futuro. Nosotros somos quienes pondrán paz a esta guerra cuando deis a luz a mi hijo. Los clanes se unirán en uno solo y ya no habrá disputa alguna que mantener porque Wolf y Rouge se convertirán en uno solo.
—No es posible... —susurró Melissa llevándose sus dedos a los labios para sellarlos y no dar más salida a sus pensamientos.
Cierto era que el lobo se había empeñado en contar la misma historia desde el principio. Una historia que ella desconocía al completo y que había querido negarse a creer por más que su propia abuela le relatara que era cierto. ¿Cómo era posible que jamás hubiera sospechado o visto nada al respecto?, ¿Y por qué nadie la advirtió? Resultaba imposible que todo aquello sucediera ante ella y fuese como niebla que se disipaba ante sus ojos.
