Capítulo #23

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Ellen llevó a Edén a la escuela, se despidió con un abrazo, prometiendo que se verían en la tarde e irían por un helado.

Las clases transcurrieron con la naturalidad de siempre, Edén prefería estar durmiendo, pues la mayoría de cosas ya las había aprendido en su entrenamiento. Una de sus clases menos favorita era sobre los elementos, porque el elemento de su armadura y el de su constelación eran tan distantes, muchas veces le costaba esconder su verdadera cosmos-energía.

Y para su horror, había llegado esa clase, que constaba de pequeños combates entre los alumnos para poder explotar hasta el límite las capacidades de los elementos.

—Enma: ¿Cuánto apuestas a qué ganamos hoy todos los enfrentamientos, Marianne?—Leía un libro, apoyada contra la pared.

—Marianne: Supongo que unas chucherías—El traje de deporte era una franela y pantalones, lo único incómodo para Marianne era la máscara—¿Tú qué apuestas, Edén?

—Edén: ¿Eh?—Estaba jugando con su collar, estaba en las nubes—Pues ustedes siempre ganan—Soltó el collar—Yo soy como su porrista.

—Enma: —Escribió algo en una calcomanía de uno de sus cuadernos, y la pego en la franela negra sin mangas de Edén—Ya es oficial, eres apoyo moral.

—Edén: ¡Yay!—Aplaudió—¿Qué lees?—Se acercó.

—Marianne: Sobre mitología romana—Cerró el libro, no sin antes marcar la página—Es interesante, te lo recomiendo.

—Edén: La clase dará inicio, lo leeré mientras ustedes pelean—Se sentó en las gradas, mientras todos los demás se reunían con el instructor, lo oyó decir que el primero combate sería de su prima contra la santa de águila.

—Enma: ¡Desgreñala!—Le grito te en italiano, tomo asiento con Edén—¿Y esa cara?

—Edén: Nada, estoy concentrado—No quitó la vista del libro—¿Y a ti que te pasa?

—Enma: Nada, es divertido ver a Marianne pelear—Rio—Se pone agresiva.

—Edén: —Levantó la vista—Lucha con bastante determinación.

—Marianne: ¡Lluvia estelar!—Una lluvia de meteoritos arrasó con Yūna. No había forma de evitarlas.

—Yūna: ¡Explosión Brillante del Águila!—Concentró su cosmos en su pie izquierdo, y creo un torbellino que derribo a Sextante.

—Geki: Fin del combate—Le tendió la mano a la castaña—Buen trabajo, Yūna.

—Yūna: Gracias, maestro Geki—Se volteó a la castaña—Buen combate, Marianne.

—Marianne: Lo mismo digo—Hizo una reverencia.

—Geki: La siguiente pelea será Haruto contra Yūna, puedes sentarte—Marianne saltó hacia las gradas mientras la pelea daba inicio.

—Edén: Te partió el trasero—Se echó a reír.

—Marianne: Te lo partire a ti.

—Enma: Ay, se ha ofendido la niña—Le apretó las mejillas.

—Edén: Ahora, como apoyo moral, te doy derecho para que le pegues—Marianne le dio un manotazo a Enma—¡Has como mi papá! ¡Quítate el zapato y pégale con todas sus fuerzas!

Saint Seiya: El Sacrificio de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora