Capítulo #44

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  El trío de alumnos se dirigía a Jamir para recoger el ansiado material, por suerte para la morena el caballero de oro no les acompaño, sino que les entregó un mapa para poder guiarse.

Oía los parloteos de Haruto y Soūma mientras seguía el mapa, estaba ya harta de la misión y eso que no iba ni a la mitad de la misma.

Solo contaba los minutos para por fin volver a casa y olvidarse del Santuario por un ratito aunque sea. 

—Haruto: ¿Cómo vamos?—Se acercó a Marianne para poder leer el mapa con detenimiento.

—Marianne: Si tanto te interesa el mapa, guíanos tú—Dijo con falsa emoción, entregando con brusquedad el mapa a Haruto.

—Souma: Wow, relájate un poco, Marianne—Se acercó a Haruto, tratando de calmar el ambiente entre el lobo y el sextante.

—Marianne: —Suspiro mientras se tronaba los dedos—No me quiero relajar.

Mientras se acercaba más al castillo, Marianne sentía una sensación conocida.

Trago grueso, sus manos sudaban y estaba con la respiración agitada. Esto no paso desapercibido por Souma y Haruto, pero Marianne les prohibió acercársele.

Pasaron por un horrible puente colgante, se podía ver los huesos de santos fallecidos que habían tratado de buscar al famoso Reparador de armaduras.

El castillo se veía algo dañado, era color crema, ellos pensaron que sería un castillo más del tipo europeo, pero la vista de la imponente estructura era magistral a pesar de ello.

—Haruto: ¿Ahora qué?—No había señales de ni un alma cerca de ellos.

—Soūma: ¿Deberíamos entrar?

—Marianne: Esperen—Se concentró—Horror de Sextante—Murmuró mientras cosmos salía de sus manos.

Ese ataque era desconocido para ambos, retrocedieron al verla.

—Marianne: —El cosmos de sus manos desapareció a los segundos—Si hay alguien aquí.

Marianne fue golpeada por la espalda, el desconocido no se esperó y la pateó.

—Marianne: Hijo de—Se quejó, los escombros del castillo se le clavaban en la espalda.

—Ese no es un lenguaje digno de un caballero de bronce—La voz se oía joven, seria pero no estricta. Para nada se oía como lo esperaban—¡Extinción de Luz estelar!—El resplandor elimino todo lo que tenía a su paso, se volvió añicos.

—Marianne: ¡Ah!—Asustada se movió rápidamente, el ataque había cortado algunos mechones de su cabello cuando lo esquivo—¡Lluvia Estelar!

—¡Muro de Cristal!—Con un movimiento de su capa, un muro invisible le protegió de los asteroides lanzados por Sextante.

—Marianne: ¿Qué?—Tomo impulso y golpeó el muro—¿Qué demonios es esto?

—Mocosa—Deshizo el muro, desequilibrando a la morena—Revolución de polvo estelar.

Un espiral de estrellas fugaces golpeó a Marianne, la arrastraron hasta que cayó del acantilado.

—Souma: ¡Marianne!—Corrió a socorrerla.

—Marianne: No te metas, León menor —Se estaba agarrando de las rocas, dio un salto y estaba lista para volver al combate—No sé quién seas tú, pero vinimos por polvo estelar ¡Y no vamos a irnos sin él!

—¡Muro de Cristal!—Haruto y Soūma fueron encerrados en unos cristales.

—Marianne: ¡Te vas a arrepentir!

Saint Seiya: El Sacrificio de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora