Capítulo #27

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Seguían las risas en la casa de Kōga, la realidad era que ellos se llevaban bien. Yūna no esperaba que ese chico fuera tan agradable, aunque tenía muchas dudas de porque vivía en esa casa tan oculta en el santuario.

—Kōga: Y este es mi medallón—Se quitó del cuello su tan preciado collar, se sentía incompleto si no lo llevaba puesto—Es costumbre en la familia Misumi hacerles este tipo de collares a los hijos, tengo guardado el que era de mi mamá y mi tío Toka.

—Haruto: La verdad es que es precioso.

—Yūna: “Tuyo por siempre”—Leyó en el collar—¿Tiene algún significado?

—Kōga: No estoy seguro, me imagino que quería algo especial para mí—Se lo volvió a poner—Los medallones de mis hermanos tienen sus nombres escritos, pero no tienen forma de estrella.

—Haruto: De seguro se emocionó al tener su primer hijo y te quiso hacer algo especial.

—Yūna: ¿Cómo era tu mamá?

—Kōga: Ella era enfermera para la fundación Grad, estudiaba cuando yo era pequeña.

—Yūna: Enfermera, suena como una hermosa profesión.

—Kōga: A mamá le encantaba ayudar a la gente, siempre atendía a todos con una sonrisa.

—Yūna: Suena que ella fue una persona muy amable.

—Kōga: ¿Te puedo hacer una pregunta?—Se volteó serio hacia Yūna—¿Qué significa esa máscara que traes? ¿Por qué la llevas puesta?

—Haruto: Kōga, las mujeres caballeras deben usar una máscara.

—Kōga: Mi mamá me explico que simbolizaba la máscara de las caballeras, pero no que tuvieran que usarlas todo el tiempo.

—Yūna: En la era del mito los caballeros de Atena eran todos hombres, pero en cierto punto ella—La casa tembló, por lo que Haruto y Yūna salieron de la casa lo más rápido que pudieron, ocupando sus armaduras de bronce y plata.

—Kōga: ¡¿Qué sucede?! ¡¿Por qué corren?!—Asustado corrió, en el jardín de su tío había un guerrero—Ay, no, un espectro—Vistió su armadura.

—Haruto: Se nota que estás acostumbrado a estos ataques—Unió sus manos, como si fueran el hocico de un lobo—¡Rock de Lobo! ¡El Aullido mortal!—Eran Espectros de bajo nivel, mato a varios de una sola ráfaga.

—Yūna: ¡Depredación Giratoria del águila!—Kōga jamás había visto las armaduras de Águila y Lobo, estaba fascinado—¿Y por qué te persiguen los espectros? ¿Acaso les hiciste algo malo?

—Kōga: ¡Desde que tengo memoria pasa esto! Creo que tenía que ver con mi madre—Se colocó frente a sus amigos—¡Danza sagrada!—Un potente rayo de luz golpeó a los demás espectros—Eso funcionará por ahora—Sus amigos se retiraron las cloths.

—???: ¡No cantes victoria, mocoso! ¡Nube negra!—Un aroma espantoso hizo caer a Yūna y Haruto—¡No podrán entrometerse en mi camino, caballeros atenienses!

—Kōga: ¿Quién eres tú?—Retrocedió un par de pasos—¡¿Qué le hiciste a Haruto y a Yūna?!

—???: Soy Zusu de Deep, la estrella Terrestre de la oscuridad—Se presentó un chico de cabello verde muy claro, usaba una armadura en tonos verdosos y opacos—Y me han pedido llevarte ante mi jefa, ¡Te recomiendo cooperar, caballerito de bronce!

—Kōga: ¡Yo no iré a ningún lado!—Afirmó—Y deja en paz a mis amigos, ¡Ellos no tienen nada que ver contigo!

—Haruto: N-no… N-no puedo r-respirar—Tosió, mientras se tocaba el cuello, sentía que sus vías respiratorias se cerraban por ese humo—¡K-kōga! N-no te preocupes… ¡A-acábalo!

—Yūna: ¡M-mátalo! ¡N-no te preocupes por nosotros!

—Zusu: ¡Lástima que yo sé más de pelea que tú!—Arrojó a Kōga contra la casa—Te haré venir conmigo, ya sea por las buenas, ¡O por las malas, santo de bronce!

—¡No te atrevas a hablarle así!—Se abalanzó contra el espectro, lo golpeó en la cara con el pomo y la empuñadura de su espada—¡Nadie viene a mi casa y le falta el respeto a mi hijo!—Como si su enemigo fuera una pelota de béisbol, le golpeó el estómago y lo arrojó lejos.

—Zusu: ¿Qué te hace pensar que tienes el derecho de ir en contra de las órdenes de los dioses gemelos?—Se levantó a duras penas

—Mi nombre es Heros, ¡el dios guerrero de Megrez!—Tenía que pensar rápido, con un enemigo con ese poder le sería imposible usar ataques venenosos. Tenía pocas opciones—¡No permitiré que espectros se lleven a Kōga! ¡Aun si tengo que morir, no lo pienso permitir!—Su espada se prendió en fuego.

—Zusu: ¿Y qué hace un dios guerrero en el santuario?—Cuestionó mientras evitaba ser golpeado por tan imponente espada—¡No eres nadie para interponerte en mi misión! ¡Fragancia Profunda!—Heros hizo una mueca de desagrado.

—Kōga: ¡Tío Heros!—El humo del ataque no le permitía ver bien si su figura paterna se encontraba bien—¡Eres un monstruo! ¡Meteoros de Pegaso!—Zusu no podía escapar de eso, los meteoros hicieron añicos su Sapuri.

—Zusu: ¡Maldito mocoso!—Iba a levantar el puño contra Kōga, estaba cargando su cosmos, sin dudas lo quería matar.

—Heros: ¡Atrévete a tocarlo otra vez y te llevaré a un lugar peor que el infierno!—Lo empujó con todas sus fuerzas contra una roca del santuario, y una vez en el suelo le apuñaló las piernas con su espada—Ustedes, espectros, me dan asco ¡Desaparece!—Lo hizo volar de una patada—¡Ballet de las Rosas Hanahaki!

—Kōga: Tío Heros—Vio el cuerpo del Espectro, de su boca y venas habían empezado a crecer rosas demoniacas.

—Haruto: Y-ya puedo respirar—Ayudó a Yūna a levantarse—Kōga, ¿Estás bien?

—Yūna: Kōga.

—Heros: Entra a la casa en este mismo instante, Kōga Misumi—Ordenó con tono severo.

—Kōga: Puedo explicarlo, tío H-

—Heros: No te estoy preguntando—Interrumpió con rostro impacible, Kōga entro sin responderle más—Ya no es un sitio seguro aquí—Se retiró su god rope—¡Ustedes dos! ¡Vengan a aquí!

—Haruto: —Suspiró temeroso por la actitud del hombre, con miedo se le acercó—Señor, lo sentimos.

—Yūna: No queríamos poner a Kōga en peligro.

—Heros: ¡De ti no quiero oír ni una maldita palabra, jovencita!—Exclamó—En cuanto a ti, santo de lobo, lleva los cuerpos a la fosa común del santuario, ¡Y olvídate que esto haya pasado! ¡Olvídate de Kōga!—Se volteó con intención de entrar a su casa.

—Haruto: ¡No haré eso!

—Heros: ¿Perdón?—No se podía creer que el chico le estuviera contestando, se volteó conteniendo la rabia—¿Y por qué no? A pesar de no ser un santo de Atena, soy superior que tú, acata la orden.

—Haruto: ¡No me puede pedir que abandoné y me olvidé de mi amigo! ¡Usted es un egoísta que lo mantiene encerrado y no lo deja vivir una vida normal! ¡Kōga es mi amigo y no me quiero olvidar de él!—Se le acercó y lo señaló—¡Y si usted no quiere entender, pues, lo haré entender de otra manera!

—Heros: Perderás.

—Haruto: Pruébeme—Le respondió con gesto fulminante.

—Seiya: ¡Yūna! ¿Estás bien?—Saltó las rosas y la abrazó—Sentí el cosmos de un espectro, me alegro de que estes bien—Levantó la vista, vio a Heros. Habían sido casi como hermanos en el pasado, y ahora temía decirle aunque sea una palabra.

—Heros: Vete con Sagitario, santo de lobo—Suspiró, se le había ido su enojo—Pero no vuelvas, no tendrás a dónde volver de todas formas—Miro a Seiya con indiferencia—Nagisa te manda saludos—Soltó antes de entrar a la casa, sin siquiera esperar a que le respondiera.

—Seiya: Un gusto verte a ti también… Heros—Llevo a Yuna y Haruto a la fuente de Atena, pronto llamaría caballeros rasos para retirar los cuerpos de los espectros.

Continuará...

Saint Seiya: El Sacrificio de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora