Capítulo #26

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El sábado había llegado, Haruto llevo a Yūna por el sendero de rosas demoniacas.

—Yūna: ¿Estás seguro de que este es el camino?—Caminaba a tropezones, sentía que las raíces se le enredaban en los pies, sostenía su máscara de forma tensa.

—Haruto: Sí, él vive detrás de estos jardines—Salió del sendero, se giró a ver por qué Yūna tardaba tanto—Oye, no tenemos todo el día, a las siete debemos volver a Palaestra.

—Yūna: Idiota—Refunfuñó, una de las raíces le hizo tropezar. Cayó de cara contra las rosas—Sé un buen amigo y deja de apurarme—Harta, ya de esas malditas plantas dio un salto, aterrizó al lado de Haruto.

—Haruto: Te tengo que explicar algunas cosas antes de que conozcas a mi amigo—Yūna se sacudió sus ropas sin prestar mucha atención—Por ejemplo, tiene una mascota algo robusta.

—Yūna: ¡Me encantan los animales! Mi mamá tiene una serpiente—Se aproximó y tocó repetidas veces la puerta de la casa.

—Haruto: Creo que no me has entendido—La puerta se abrió un poco—Descuida Kōga, somos nosotros.

—Kōga: Lo sé—Abrió un poco más la puerta, miró a los lados como buscando algo —Solo me quería cerciorar de que nadie los haya seguido—Se apartó de la puerta.

—Haruto: Fui cuidadoso con eso—En cuanto entro Diable le saltó a las piernas—Hola pequeño, ¿Cómo está el lobo más manso del mundo?—El animal le lamió repetidas veces la mejilla.

—Yūna: ¡N-no me dijiste que tenía de mascota a un lobo!—Retrocedió asustada.

—Kōga: —Cerró la puerta—No se ha comido nunca a nadie, y no caza a menos que sea necesario—Silbó, el lobo corrió hacia su dueño—Que no te intimide, Diable es como un cachorro.

—Yūna: ¿Estás seguro?—Temblorosa se agachó, Diable se emocionó, como si él la conociera de toda la vida saltó a lamerle la cara—¡Oye!—Exclamó entre risas.

—Kōga: Parece que se llevan bien—Llenó el plato de agua de Diable—¿Y cómo te llamas?

—Yūna: ¿Yo? Me llamó Yūna—Tomó asiento en la sala con Haruto, aunque no sé salvó de que Diable se le acostará en las piernas.

—Haruto: Diable te expropio—Comentó—Por cierto Kōga, gracias por prestarme tu álbum—Sacó el libro y lo coloco sobre la mesa de café—Me sirvió mucho, te lo agradezco bastante.

—Kōga: No sé qué le puedas ver a esas fotos, pero fue un placer prestartelo—Sostuvo el libro—Me imagino que conocerás a la bebé de las fotos—Fue a acomodar el libro en la biblioteca del tío Dita.

—Yūna: Según mi tía Seika, la bebé soy yo—Le comentó casi en susurro a Haruto, no había encontrado momento indicado antes para hablar del tema.

—Haruto: Pues podremos investigar al respecto entonces. Pero en otro momento, ¿Okey?—Yūna asintió.

—Kōga: ¿Y cómo les va? ¿Siguen castigados?

—Haruto: Lamentablemente, sí, pero no es tan duro realmente.

—Yūna: Para ti es fácil decirlo, Haruto. A ti no te importa nada.

—Haruto: Yo no me preocupo por pequeñeces, Yūna. No puedo cambiar el hecho de estar castigado, así que no me quejo.

—Kōga: ¿Y cuánto tiempo estarán castigados?—Escondió su risa—Me gustaría que vinieras más de visita, Haruto.

—Haruto: Hasta el momento no estoy seguro—Admitió—Pero descuida, no dejaré de visitarte, no quiero que te vuelvas a quedar solo. 

—Kōga: No estoy solo, tengo a mi familia.

—Yūna: Quieres mucho a tu familia, ¿Verdad?

—Kōga: Sí, no hay nada más importante para mí—Sonrió débilmente mientras se llevaba la mano al pecho—Desde siempre en mi familia hemos sido unidos, tenemos más que un lazo sanguíneo, somos mejores amigos.

—Yūna: Yo también siento que mi familia es así, aunque somos menos en comparación a la tuya.

—Kōga: Es que mi abuelo tuvo muchos hijos, a muchos ni siquiera los conozco.

—Haruto: Su abuelo es Mitsumasa Kido.

—Yūna: ¿El hombre que había adoptado a Atena?—Haruto asintió.

—Kōga: ¿Atena? No conozco a ninguna Atena en mi familia, ¿Estás segura de que hablamos del mismo hombre?

—Yūna: Claro que estoy segura, hace 27 años Atena bajo a la tierra en forma de humana.

—Haruto: El santo de géminis de esa generación trato de matar a Atena.

—Yūna: Pero Aioros huyó con la bebé, para luego dársela al magnate Mitsumasa Kido—Explicó con emoción—Todos los caballeros saben eso.

—Kōga: Yo no sabía—Se sentía avergonzado por no saber la historia, parecía ser importante—Bueno, Mitsumasa si estuviera vivo sería mi abuelo de parte de padre.

—Haruto: Los hijos de Mitsumasa eran caballeros, ¿Él también lo es?

—Kōga: Sí, lo es.

—Haruto: Eso significa que Ryuho y Yūna son tus primos.

—Kōga: ¿Y eso por qué, Haruto?—Arqueó la ceja.

—Haruto: Si tú tienes el apellido “Kido” significa que Ryuho y Yūna son tus primos, ya que ellos también descienden de Mitsumasa.

—Yūna: Yo soy Yūna Kido, y Ryuho se apellida Kido Tamayo—Estrechó la mano de Kōga—¡Que gusto saberlo!

—Kōga: ¿De veras?—Le brillaron los ojos de la emoción.

—Haruto: No tenemos razones para mentirte, Kōga—Se acomodó los lentes—Yūna no conoce mucho de la familia Kido, creo que deberías mostrarle tu árbol genealógico para que conozca más personas—Kōga asintió, se la llevó corriendo al cuarto del señor Dita.

—Yūna: Pues conozco de mi familia a Shiryu.

—Kōga: ¿Quién es Shiryu?—Preguntó mientras se sentaba en la cama.

—Yūna: ¿Cómo qué “quién es Shiryu”? Es el santo dorado de Libra.

—Kōga: Pues yo no conozco a ningún Shiryu, puede que le pregunte a mi tío quién es—Revisó contento entre las cosas de Heros—Pero si conozco un caballero dorado, mi tío Syun es un herrero extraordinario.

—Haruto: Syun y Shiryu fueron amigos, supongo que aún lo son.

—Kōga: Bueno, mi mamá era hermana de Syun y Ellen—Tomo una foto—Ella es mi mamá—Señaló a una mujer—Fue caballera también, uso la constelación de la grulla.

—Haruto: Parece algo joven en esa foto—Miro con detenimiento la foto—¿Qué tan vieja es?

—Kōga: La foto es de hace dos años, pero mi mamá nació en el ochenta y seis.

—Yūna: ¿Cómo se llamaba tu mamá? Se ve parecida a mi tía Seika.

—Kōga: Su nombre es difícil de escribir, pero se pronuncia “Mariya”—Bajo la foto—Se llama parecido a mi tía, es muy curioso.

—Yūna: ¿Y tus hermanos son los de la foto? Esta pequeña se ve muy tierna.

—Haruto: ¿Y este es el señor “Dita”?

—Kōga: Ese es él, y ahí están mis hermanos menores Raion y Amour.

—Yūna: ¿Amour? ¿Eso no significa amor en francés?

—Kōga: Ajá, ahora están visitando a tío Ryuga en Asgard.

—Haruto: Asgard, ese es el Reino entre Suecia y Noruega en el extremo norte de Europa, ¿Has ido a Asgard?

—Kōga: Claro, mi prima Natalia vive allá, y la señorita Hilda es amable con nosotros.

—Yūna: Deberás presentarme a tus primos.

Continuará...

Saint Seiya: El Sacrificio de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora