Capítulo #30

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Al llegar a la casa, Yūna les abrió la puerta, dijo que su tía estaba cocinando algo y que ellos podían pasar a la sala, ya estaban Haruto y Haru ahí hablando de trivialidades.


—Kenyo: Con que aquí estaban las mariposas traicioneras—Regañó con las manos en su cintura, típico de una señora—¿Por qué no nos avisaron?

—Haruto: Les avisamos, pero parece que no les llegó el mensaje—Reviso su teléfono.

—Yūna: ¿Y ese milagro de tener a Kōga en Rodorio?—Se sentó en el sofá con ellos-¿A tu tío ya se le pasó el enojo?

—Kōga: Sí, de veraz lamento que te haya alzado la voz—Dijo con algo de vergüenza—Es que a mi familia no le cae también la tuya.

—Yūna: Pero nuestras familias son las mismas, ¿Por qué esa alienación?—Se cruzó de brazos—El caballero de Andrómeda tampoco me trató de la mejor manera, y está casado con un hombre hermano de mi padre.

—Kōga: No estoy tan seguro, pero me disculpo en nombre de mi tío, y prometo que no volverá a ocurrir—Junto sus manos e hizo una reverencia pequeña.

—Yūna: No hay cuidado, Kōga. No es tu culpa lo que ellos piensen—Calmó a su amigo-Bueno, como ahora estás aquí te presentaré a una de mis tías, es una persona muy amable y de seguro le has de agradar.

—Kōga: ¿Tu tía?

—Yūna: La hermana mayor de mi papá, ven-Levanto a Kōga del sofá y se lo llevó a la cocina—Tía Seika, te presento a Kōga, él es un amigo mío, es el chico del que te hable la otra vez.

—Seika: Bienvenido Kōga, yo soy Seika, es un placer conocerte—Apagó la estufa y se acercó a Kōga.

—Kōga: H-hola, señorita Seika—Tragó saliva, algo sorprendido, esa mujer era muy parecida a su mamá, tenía sentimientos encontrados, hasta un poco de miedo.

***

En el profundo mundo de Hades, uno de sus espectros estaba yendo a la segunda prisión, ahí se iba a encontrar al espectro de Esfinge y a un caballero más que protegían y comandaban la prisión.

—¡Orfeé!—Llamó con fuerza en su voz al llegar al jardín de la prisión, tenía un acento que hacía que su voz diera un gran pavor—¡Preséntate ante mí!—Le ordenó al invitado.

—Orfeé: Por supuesto, señorita María—Se arrodilló ante la juez del infierno, su Sapuri era intimidante y su cosmos era peor—¿Cuál es la razón de su llamado?—Levantó levemente su cabeza para ver a su jefa.

—María: Pharao de Esfinge me ha notificado que tienes ciertas dudas sobre nuestro señor Hades—Se cruzó de brazos—¿Qué es lo que tanto te molesta, santo de Lira?

—Orfeé: Pharao está equivocado, señorita María—Miro a la prisión con molestia hacia su compañero.

—María: ¿Por qué dices que está equivocado, Orfeé?

—Orfeé: Solo planteé una duda sobre la forma en la que el tiempo transcurre en el infierno, porque desde que llegué aquí no he sentido cambio alguno en mi cuerpo, como si llevará un día aquí—El santo ni siquiera sabía hace cuanto había descendido al infierno, lo que le generaba algo de intriga.

—Marín: Según lo que oí de las personas cercanas a mí cuando estaba con vida, llevas 16 años en el infierno—Orfeé abrió los ojos como plato y la miro incrédulo—Pero yo llevo muerta un tiempo, podría haber pasado más tiempo en la tierra.

—Orfeé: ¿Usted está muerta?—La juez asintió con la cabeza—Pero el tiempo aquí sí pasa por usted, cuando Lune la entrenó.

—María: Ya veo—Dijo para mí misma—A ti no te dieron esa información mientras eras un caballero, ¡Qué irresponsabilidad de su parte!

—Orfeé: Señorita, ¿Que cosa no me dijeron? Debe ser algo serio para que usted se vea así de indignada.

—María: Los espectros antes fuimos humanos, cada uno de nosotros estuvo con vida, aunque sea por unos años—Arrancó una flor para poder explicarse mejor—La humanidad, salvó por algunas excepciones, muere sin descubrir que tenía un sentido extra, el Arayashiki, cuando morimos vamos en cuerpo y alma al infierno.

—Orfeé: ¿El Arayashiki?

—María: Solo puedes ser afectado por el poder de Hades si tú no estás consciente de que lo tienes, por eso algunos espectros no se quedan en el Inframundo y vuelven a la tierra sin repercusiones.

—Orfeé: ¿Y usted sabe por qué Euyidice no pudo hacerlo como ustedes los espectros?

—María: Eso de que se convirtiera en una roca, jamás había sucedido, no importaba que pasará, nosotros, los espectros, las almas en pena de los niños muertos, podíamos regresar sin problemas, vivir como humanos. Aunque si nuestros padres nos había "superado" muchas veces optábamos por volver al infierno, ya que la esencia del gran Hades nos acunaba como sus hijos..._Aplastó la flor con su puño, y tiró sin mucha compasión los restos al suelo—Algo debió haber pasado para que Euyidice no volviera, pero ¿Solo por verla? Lo dudo—Volteó en dirección hacia la Yudeska-Alguien manipuló su alma, para hacer que no pudiera volver como nosotros.

—Orfeé: Logré oír de Pharao que son las sapuris las que permiten que los espectros puedan entrar y salir del infierno, seguro por eso ella no pudo salir como ustedes, señorita María—Él confiaba en Hades, le había dado una oportunidad de ver a su amada Euyidice otra vez.

—María: De seguro con eso le dijeron a él para que no regresará con su familia—Cerró los ojos con pena hacía él—¡Claro! ¡Retraso la visita de Pharao con su familia para que él no tuviera más opción que quedarse en el infierno! ¡Nosotros, espectros con grandes cosmos, no necesitamos de estos trastos para salir del infierno!

—Orfeé: ¿Entonces que hará con esa información, señorita?

—María: Hablaré con Pandora, es inaceptable que haga algo así solo para aumentar las filas de este ejército, ¡Mikia jamás permitiría que se incumpliera la ley natural de los espectros de esta manera!—Se volteó hacía Orfeo—¡Prometo descubrir que ha pasado y hacer que Euyidice y tú puedan volver a la superficie!—Le dio la espalda, planeaba ir a hablar de forma inmediata con Pandora.

—Orfeé: ¡Aún tengo una pregunta, señorita María!—Ella no le ordenó que se callara, por lo que decidió seguir con su duda—Usted fue asesinada hace poco, por lo que dijo Radamanthys, ¿cómo creció tan rápido a la edad de 16 años? ¿Y cómo en tan poco tiempo se convirtió en la jueza de Bennu? Tal vez en la tierra paso poco tiempo ¿Por qué no se reunió con su familia?

—María: Como te he dicho, para nosotros los espectros el tiempo transcurre diferente, nos hacemos adultos en poco tiempo por las necesidades bélicas—Miro en el jardín una flor blanca, torció los labios, esa planta le hacía pensar en su madre—Te diré la verdad... Nunca me atreví a salir del Inframundo para ir a verlos, no sé si aún sigan pensando en mí, solo rezo porque cuiden muy bien de mis hermanos, y que no pasen por el mismo dolor que pase yo.

Ella se retiró de la prisión, seguiría con su trabajo e iría de forma inmediata a hablar con Mikia.

Continuará...

Saint Seiya: El Sacrificio de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora