Saori descendió por las doce casas, se detenía a saludar a cada uno de sus santos de oro, junto con las doncellas que trabajaban para esos guerreros.
Estaba por cruzar la casa de Aries, aunque la distrajo el sonido de metal golpeándose. Y cómo no veía por el pasillo principal al santo, decidió pasar a la herrería para saludar a su santo de Aries.
—Saori: Syun—Se quedó apoyada en el marcó de la puerta, temía acercase al santo y herirlo por accidente (no llevaba su cloth), lucía muy concentrado en esa labor.
—Syun: Señorita Saori—Dejo sobre la mesa el martillo y cincel de la cloth de Buril—¿Qué se le ofrece?—Se inclinó en señal de respeto hacia la diosa.
—Saori: Decidí darme un paseo por el santuario, no deseo nada en especial—Se fijó en las piezas, y se le hizo familiar el peto—¿Estás reparando la cloth de Ellen? Pero esa cloth se repara sola.
—Syun: Pues mi hermano me pidió que le hiciera algunas mejoras, así como la mía de bronce—Admitió.
—Saori: ¿y Ellen como se encuentra? Hace tiempo no lo veo.
—Syun: ¡T-todo va bien!—Se apresuró a responder—Él solo ha decidido pasar más tiempo en familia—Sonrió nervioso.
—Saori: Pensé que solo tenía esposa, ¿Tiene hijos? —Syun: «¡Es que no puede ser que yo sea tan imbécil!»—Pensó, hablo un poquito de más buscando que su diosa no se enterará de nada—No, no tiene hijos, me equivoqué en como formule mi oración—Para evitar la mirada interrogatoria de Saori se volteó.
—Saori: Entiendo—Escapó una risita de sus labios—¿Y cómo están las cosas con Ryuga? Ustedes se ven tan lindos juntos, son tal para cuál.
—Syun: Vamos a acoger a unos sobrinos, él se está quedado en casa con las niñas—Siguió manipulando el metal de la cloth—No es tan diferente a cuando trabajaba como médico de la corte.
—Saori: Siempre se me olvida que Ryuga es de Asgard, ¿Cómo sigue la pequeña Natalia?.
—Syun: Pues tiene 16, casi 17 años. Ya no se me hace tan “pequeña”—Bromeó—Sigue estudiando por los momentos.
—Saori: Está muy grande, veré si en un día de estos paso a visitarlos—Syun señaló un banquillo para que ella tomara asiento—Natalia era una bebé de dos años, la última vez que la vi.
—Syun: Ha pasado bastante tiempo, comprendo que estés desactualizada.
—Saori: Es como si todos hubieran avanzado—Su expresión se entristeció—Menos yo—Syun se le acercó para intentar ayudarla—Pero no pasa nada.
—Syun: Lamento si le hice sentir mal, señorita Atena—Agachó la cabeza al sentirse culpable del malestar de su diosa—¿Qué puedo hacer para hacerla sentir mejor?
—Saori: No tienes que hacer nada—Puso la mano en el hombro de su caballero de Aries—Descuida Syun—Le sonrió con la calidez característica de Atena—Y dime, ¿Por qué tu hermano te encargo esa reparación para su armadura?
—Syun: Él se está preparando para ir a entrenar a un lugar muy peligroso, me dijo que necesitaba algunas mejoras—Tomo el peto en sus manos—Como la nueva forma de armarse que le hice, a Ryuga le encanta su nueva armadura del cisne—Afirmó con una sonrisa.
—Saori: Veo que no me equivoqué al ponerte como sucesor de Mu—Tomó una de las piezas del brazo muy interesada.
(las cloth que Syun reparo se arman y se ven como las de Legend of Sanctuary).
—Syun: Siempre creí que terminaría siendo el santo de oro de otra constelación, pero Aries no me molesta en lo absoluto—Tomo otra pieza de armadura—La verdad es que esto me resulta des estresante.
—Saori: ¿Y qué otra constelación serías? ¿Virgo?
—Syun: ¿Cómo que Virgo?—Estalló en carcajadas por la insinuación—¡Yo no soy tímido ni a palos! ¡Como sería virgo!—Se puso la mano en el estómago de tanto reír—Pues si signo del zodiaco es Ofiuco, pero siempre me resultaron interesantes las técnicas de Piscis.
—Saori: Pensé que eras Sagitario como Seiya.
—Syun: ¿Sagitario?—Contó con los dedos—Saori, él también es Ofiuco—Contó otra vez los días que especificaba su signo para ver si no se equivocaba.
—Saori: Si no fuera por Shaina siempre se me olvidaría que ese signo existe—Admitió apenada.
—Syun: Descuida, a Ryuga siempre se le olvida que signo es.
—Saori: Sé que Ryuga no es acuario, ¿De qué signo es? —Syun: Cumple años el 27 de enero, así que él vendría siendo Capricornio.
—Saori: Siempre creí que era escorpio por esa afinidad que tiene con Milo.
—Syun: Eso del horóscopo es algo muy raro, ni siquiera me sirve mi signo para mi trabajo—Se tapó la boca aun entre risas, hace bastante tiempo que no había tenido una conversación tan amena con alguien del santuario—Y tú eras virgo, ¿Verdad?—Trató de adivinar.
—Saori: Mejor no confíes en mí para esas cosas—Ambos rieron—Por cierto, noto que a pesar de que entre, no te has puesto tu máscara de plata.
—Syun: Pues no—Se sentó en un yunque que tenía cerca de la mesa—No la traigo, la tengo por ahí.
—Saori: ¿Y no te molesta no llevarla? Es que había oído que no te gustaba tener tu cara al expuesto—Hablo pausado, ya que sabía de lo jodido que era ese tema.
—Syun: No, no me gusta mostrar mi rostro—Con su dedo índice empezó a jugar con los rizos de su cabello—Pero se supone que esta es mi casa, y que debería poder sentirme seguro, pero siempre estoy alerta. “Porque lo que pasa en la casa de Piscis…
—Saori: Se queda en casa de Piscis”—Completó la oración, sabía lo que Syun estaba diciendo—Entiendo su preocupación, pero ese temita habría que dejarlo en el pasado.
—Syun: Ese “temita”—Enfatizó con comillas en el aire—Ya tiene más edad que la que tú crees—Saori suspiro—Y prefiero prevenir que lamentar.
—Saori: ¿No pueden tratar de ser amigos?—Se levantó y tomo las manos de su caballero—¿Ni siquiera por qué te lo pida?
—Syun: Seremos compañeros, no amigos—Respondió seco, y evitando la mirada dulce de la diosa—Yo no seré amigo de alguien como él… Ya no, lamento no poder satisfacer su petición, Atenea—Se soltó y frío volvió a su labor.
Continuará...
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Saint Seiya: El Sacrificio de los Dioses
FanficEn un universo alternativo, la guerra Santa de Hades contra Atenea servía como una forma de saber cuál dios era más apto para proteger a la tierra... Pero por planes de otros dioses Hades ha reencarnado antes de tiempo en el recién nacido de Marilly...