Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||

Capitulo 1: Ajeno

Abrí los ojos, mi vista era borrosa y un incesante dolor de cabeza se hacía presente. Observe mi al rededor confundida, parecía estar en una tienda de campaña o en una carpa de un circo debido a sus tan colores tan vibrantes que me desorientaban.

Me levante de golpe y el dolor se intensifico, por lo que por reflejo puse mi mano en mi sien, y fue ahí donde me percate de un vendaje que cubría cabeza.

— no deberías levantarte así —dijo una voz masculina.

Alcé la mirada y me encontré con un chico rubio, de tez pálida y ojos azules como zafiros, con un semblante un tanto indiferente. Vestía con un traje a rayas rojas y blancas, acompañado de un gorro rosado con orejas de conejo, todo un personaje.

— ¿Quién eres tu? —le pregunte con cierta desconfianza.

— Me llamo Popee, ¿Cuál es el tuyo? —me interrogo de vuelta

— ¿Mi nombre? —me pregunte a mi misma— ¿Cuál es mi nombre? —me tome unos segundos para pensar.

Intente recordar, pero no había nada, mi mente estaba en blanco, no recordaba quien era, de donde era, como había llegado a este lugar. No era capaz de recordar ni mi nombre, eh intentar hacerlo provocaba dolor en mi cabeza, por lo que la sujete de nuevo e hice un gesto de dolor.

— ¿No lo recuerdas? —pregunto sorprendido.

— No —dije casi en un susurro.

— ¿Quieres decir que no recuerdas nada? —me cuestiono con asombro.

Moví la cabeza de un lado a otro a manera de negación.

— ¿en donde estoy?, ¿cómo llegue a aquí?, ¿qué es este lugar? —cambie el tema de las preguntas.

Aquel chico me analizo con la mirada para después responder:

— Estas en Wolf Circus, Okinawa.

Por mas que intente nuevamente, no conocía ni aquel circo, ni siquiera la ubicación, eran totalmente desconocidos para mi, algo que temía, puesto que no tenia idea de donde me encontraba, tenia miedo que fuera lastimada o algo parecido y al parecer ese miedo se exteriorizo puesto que aquel rubio me miro fijamente.

— No tengas miedo, no te haremos daño.

— ¿Cómo puedo estar segura de ello? —pregunte aun con miedo,

— No tienes certeza, pero por lo que veo, no es como que tengas mas opciones en este momento —habló con total sinceridad.

Me abrace a mi misma tratando de buscar consuelo a aquella angustia que estaba experimentando, me sentía tan perdida y desorientada que no sabía que hacer, mas el dolor de cabeza también me jugaba en contra puesto que tampoco me dejaba pensar con claridad.

— Ten, tomate esto —dijo aquel chico extendiéndome ambas manos en las cuales tenía un vaso con agua y una pastilla.

— ¿Cómo se que no es una droga? —me puse a la defensiva.

— Oye solo estoy tratando de ayudar, si no la quieres no es problema mío —respondió con enfado.<, parecía estarse desesperando de mi.

Me quede callada, ahora sintiendo una enorme tristeza e impotencia junto al miedo que no se dispersaba.

— Solo tómala —suavizó su voz— te prometo que no te pasara nada. 

El tenía razón, no era como si tuviera muchas opciones en esta situación tan extraña, no me quedaba mas que confiar en aquel extraño que me estaba ofreciendo su ayuda, sería como lanzar una moneda al aire sin saber que cara puede tocarte. Aun temerosa extendí también mis manos para recibir tanto la pastilla como el vaso de agua los cuales al observarlos con mejor detenimiento no podía encontrar nada fuera de lo normal o alterado en ellos, la pastilla incluso se veía genérica, de aquellas justas para aliviar dolores. Respire profundo y tome la pastilla sin mas, igualmente aunque no lo quisiera aceptar, me moría de sed, así que me termine el vaso de agua en su totalidad.