Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||

Capítulo 18: ¿Qué te atormenta en las noches?

Con forme pasaban los días, comencé a notar cierto patrón en la actitud de Popee. Había días en los que su comportamiento simplemente era impulsivo e imprudente, en esos días no se lastimaba realizando sus trucos, incluso por las noches dormía bien. 

Sin embargo, mi reciente insomnio me hizo percatarme que también había noches en las que Popee tenía pesadillas constantes; Cada que ocurría aquello, me acercaba a él y le abrazaba, esto lograba ayudarlo a calmarse, así como me ayudaba a mi a dormir mejor.

No quería seguir manteniendo esto en secreto, puesto que no era inusual sino todo lo contrario y quería hacer algo al respecto. Entonces, una mañana intenté indagar al respecto...

— Buenos días, Popee —Le hablé suavemente al verlo despertar.

Él mencionados soltó un suspiro pesado, era evidente su frustración por las pesadillas que había tenido la noche anterior, aun así intento disimular, giro su cabeza para mirarme, frezándose a sonreír.

— Buenos días, Umi.

— ¿Dormiste bien? —Le pregunte de manera mas casual.

— De maravilla —Expresó sin muchos ánimos. Se levanto de la cama y salió de la habitación sin decir nada mas. 

Mentía, la pasaba mal y me entristecía verlo de esa manera. Intentaba ignorar este hecho, pero al mirarlo a la distancia y notar como a pesar de su enfado irracional que mostraba, podía ver en su mirada la melancolía, sabía que no podría ignorar esto por mucho tiempo.

Al caer el sol, Popee se encontraba recostado sobre la arena, con sus ojos cerrados, al parecer había quedado agotado después de su rabieta. Me acerque a él con el botiquín en mano, me senté a su lado. Respiraba muy tranquilamente.

— Me imagino que debes estar cansado —Le dije mientras observaba a detalle sus nuevas lesiones— No entiendo como puedes lastimarte tanto, a veces siento que eres inmune al dolor —Suspire resignada y procedí a tratar sus heridas.

— ¿Por qué sigues haciendo esto?.

Me sorprendió al preguntar aquello. Me limité a sonreír al no estar enterada de lo que se refería.

—  ¿Qué cosa?, ¿tratar tus heridas? —Bromé al respecto.

Popee giro su cabeza y me miro de manera más seria.

— Si —Respondió a secas.

— No entiendo tu pregunta, ¿qué hay de malo en hacerlo? —Ladeé la cabeza sin comprender su punto.

Popee se levanto estrepitosamente acercando su rostro al mío y me miro fijamente.

— Dejan de hacerlo después de un par de veces.

Tarde en entender.

— ¿Quién lo hacía antes de mi?.

— Yo —Habló tan seriamente que incluso pude notar la decepción en su mirada.

Entonces comprendí, que hace tiempo nadie en este circo parecía preocuparse por mucho tiempo de las heridas con las que terminaba después de sus rabietas.

Trate de sonreírle con tanta calidez como me fue posible. Tome su mano con delicadeza y continué limpiando la sangre ya seca.

— Ahora yo me encargare de sanar tus heridas —Suavicé mi tonó al hablar.

Nuevamente fui sorprendida al recibir un abrazo por parte del rubio, el cual no tarde en corresponder. Podía sentir como se aferraba a mi con sutileza, aunque no la suficiente, le deje unos momentos sin decirle nada.