Cada vez que la sensación de desolación y soledad simplemente afilaba el cuchillo y por un momento desaparecía. Me hacía sentir mejor de alguna manera por eso mismo no cese de hacerlo. Al pasar de los días mi antebrazo ya estaba casi completo de rasguños y cortadas.
De alguna manera entendí que nadie mas debía saber de esto, era mi escape y no estaba dispuesta a perderlo.
— ¿Alguien ha visto el afilador de cuchillos?, no lo encuentro —Se quejo Paola frustrándose por no poder afilar los cuchillos para cortar la fruta.
Fingí demencia limitándome a sorber mi té con calma. No iba a devolverle mi consuelo.
Con el pasar de los días, también deje de comer, apenas solo presentándome a la cocina una vez al día y dejando poco mas de la mitad del plato con comida. Apenas sobrevivía a base té que era lo único que podía consumir sin sentir nauseas en mi estomago.
— ¿Solo vas a comer eso? —Preguntó Paola con cierta preocupación.
— Ya me llene —Me limité a responder sin hacer contacto visual.
— ¿Te sientes bien? —Se acerco la albina para preguntarme— Hace días que estas comiendo muy poco, te vez un poco pálida.
Asentí como respuesta. Popee se levanto de la mesa agradeciendo por la comida, acompañado de su amigo de cabellera morada y juntos se marcharon. Algo que no podía dejar de hacer era ver de lejos a Popee para asegurarme que estuviera bien, de esa manera no tenía que acercarme a él, pues ya ni siquiera le preguntaba a los demás como se encontraba.
Poco a poco dejé de convivir con el resto del circo, también deje de conversar demasiado cuando me debía reunir con ellos, limitando mis palabras para solo decir lo necesario. Únicamente me presentaba a la comida que era el momento donde todos sin excepción nos reuníamos y de cierta manera podía ser testigo de los avances que Popee estaba teniendo respecto a su situación.
Mientras preparaba mi té, Kedamono se acerco y comenzó a buscar en los cajones, yo permanecí quieta como estatua mirando como hervía mi té.
— Umi, no has visto el cuchillo pequeño —Me pregunto mientras seguía buscando— Lo necesito para abrir una caja.
Me sobresalte ligeramente, sintiéndome nerviosa, no me atreví a mirarle ni a moverme un solo centímetro.
— No lo e visto —Me apresure a decir.
— Que raro, yo recuerdo que estaba por aquí —Dijo a la par que cerraba los cajones.
Después de su fracaso se marcho y suspire mas tranquila.
El té ya estaba listo. Busque una taza y lo serví, deje el resto del té en el pocillo y cuando me dispuse a marcharme me encontré de frente con Popee con quien casi choque, esto hizo que el té caliente se me derramara sobre mi mano y antebrazo donde tenía las cortadas, solté la taza que cayo al suelo y se rompió en pedacitos, salpicando mas del té caliente.
La sensación de ardor era intensa, como si mil agujas afiladas estuvieran perforando mi piel. Mordí mi labio para evitar gritar del dolor sintiendo como aumentaba con cada segundo que pasaba, de inmediato lleve mi mano hacía el brazo donde me había caído parte del agua. A pesar de que aguante el dolor, no pude evitar derramar un par de lagrimas que salieron de mis ojos y que de inmediato limpie antes de que alguien se diera cuenta.
— ¡Ten cuidado! —Se enojo el rubio.
Agache la cabeza para evitar que notara mi suplicio y levante con cuidado los pedazos de la taza.
— Lo siento —Dije muy apenas.
Popee siguió su camino mientras yo me quedaba recogiendo. Levante ligeramente mi manga para ver mi brazo que estaba completamente rojo; Las lágrimas se acumulaban en mis ojos mientras luchaba por contener el dolor, pero entonces vi los zapatos de Popee frente a mi y de inmediato volví a bajar mi manga.
— Tu tira eso, yo voy a limpiar el té —Expresó con disgusto colocando el trapeador en el suelo.
Sin darle una respuesta simplemente me levante y me aleje para tirar los pedazos rotos de la taza. La sensación de ardor era aún más intensa en mis heridas aun no sanadas, como si el calor reavivara las heridas que había estado tratando de ocultar.
Un nudo se formó en mi estómago mientras me daba cuenta de la ironía de la situación. Había estado tratando de escapar del dolor emocional a través del calor reconfortante de mi té, solo para encontrarme infligiendo más dolor a mí misma en el proceso.
Me quede inmóvil frente al regadero, esperando a que Popee se marchara para poder aplicar agua fría sobre mis quemaduras, pero a cada segundo que pasaba mi desesperación también incrementaba.
— Yo limpiare, puedes irte —Fui tan breve como pude, me costo pronunciar.
Le di la espalda en todo momento, para evitar una interacción mas incomoda, y así mismo, esconder mi dolor de él.
— Ya termine.
Sentí alivio al escuchar sus palabras y escuche sus pasos, creí que se había marchado pero voltearía para asegurarme de ello. No obstante en ese preciso momento su brazo se atravesó para abrir la llave del fregadero y limpiar el paño que también había utilizado. Di un paso hacía atrás por su cercanía.
El preciso momento en el que nuestras miradas se encontraron, él con su típico semblante serio frente a mi. Aparte la mirada de inmediato al sentir que una lagrima de dolor estaba resbalando por mi mejilla. En ningún momento deje de sujetar mi brazo con las quemaduras.
— ¿Estas bien? —Me pregunto intentando acercar su mano a mi brazo el cual casi por instinto lo aleje.
— Si —Respondí de manera breve, rogando en mi interior que se marchara o no podría atender esto.
Lo escuche suspirar y entonces se marcho. Le seguí con la mirada hasta que lo vi salir de la cocina. Entonces me apresuré a alzar mi manga y limpiar la herida con agua fría, tratando de calmar el ardor que todavía me consumía. El dolor físico eventualmente se desvaneció, dejando una marca de quemadura en mi piel, sin embargo no era lo suficientemente grave para dejar una cicatriz permanente.
Me olvide completamente del té y regrese a mi habitación para encerrarme el resto de la noche. Al pasar los minutos, me di cuenta que por primera vez en habíamos cruzado palabras y miradas después de haber pasado tres semanas sin dirigirnos la palabra, sin embargo en el momento no me percaté por el dolor que sentía por las quemaduras. Esto me confirmaba aun mas que el dolor físico funcionaba para consolar mi dolor emocional.
A pesar de lo que creí, el hecho de haber coincidido, no hizo que mágicamente nuestra amistad regresara, solo fue la situación que nos hizo entablar una pequeña conversación, pues los días continuaron iguales.
Pero ese alivio que sentía gracias a las cortadas era efímero, y pronto el dolor y la soledad se apoderaban de mi en cuanto el dolor físico se iba.
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Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||
FanfictionTras sufrir un accidente traumático, despiertas con amnesia en un circo el cual te aloja y ayuda en tu lucha por reconstruir tu vida, descubres que has perdido todos tus recuerdos tanto de tu familia como de tu vida en general. Atrapada en un mundo...