Capítulo 51: La solución esta en tu interior

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Me llevaron a la ciudad para mi siguiente cita con el psicólogo. Iniciaríamos desde cero, ya que realmente no habíamos logrado nada antes. Me costo responder a sus preguntas, pero hice mi mayor esfuerzo.

— ¿Cómo te hace sentir esta situación? —Me pregunto poniendo mucha atención a la respuesta que daría. 

— Triste, vacía, sola —Respondí con honestidad. 

— No podemos cambiar el pasado, tampoco es tan fácil superar una situación como esta, no te presiones demasiado. 

— No puedo hacer eso, es imposible que pueda hacerlo —Saque mi frustración.

— Por lo que me dijiste, tus padres querían una mejor vida para ti. Tuviste la fortuna de sobrevivir y caer en manos de personas que te han cuidado todo este tiempo, preocupándose incluso de tu salud mental al traerte aquí. Ellos podrían ser tu motor para seguir adelante, puedo ver que ya se han encariñado contigo.

Aparte la mirada, no quería admitir que tenía razón, ya que eso significaría que mi partida les dolería mas de lo que quería pensar. Lo que menos quería era causar mas dolor, mucho menos a él..

— Quizá solo sea intuición mía, pero me parece que entre ellos, hay una persona que se preocupa mas que él resto —Llamo mi atención, logrando que alzara la mirada. Había atinado a mis pensamientos, que se concentraban mas en cierta persona— Cuéntame sobre eso.

Lo dude un poco, pero al final, inconscientemente termine hablando sobre Popee con el psicólogo, contándole todo lo que había sucedido antes, incluyendo nuestro distanciamiento y ahora, como se aferraba a mi.

— De alguna manera, es él único que pienso que realmente entiende lo que siento..

— Parece que él se esfuerza por salir adelante —Comento resaltando lo que vio importante del relato.

— Así es.. 

— Pero me parece que también lo hace por ti, tu eres su motivación.

Me levante del asiento frunciendo el ceño.

— No, eso no es verdad, estoy cansada de escuchar eso —Negué de inmediato.

— Tomate un tiempo para reflexionar sobre ello, tu eres quien se reprime, pero las respuestas a lo que te atormenta están ahí, solo tienes que permitirte escucharlas.

Admitir que eso era verdad, sería admitir que realmente podría ocasionarle un dolor mas grande del que podría imaginar a la persona quien menos quiero dañar. No podría perdonármelo nunca. 

Acepté las palabras del psicólogo únicamente para que no continuara con el tema. No había mucho que pudiera decir al respecto.

Volví al circo con Paola. Conversando de cosas triviales, pero mi mente seguía dándole vueltas a las palabras de mi psicólogo. "Las respuestas están en mi", pero no quería escucharlas, tenía miedo de lo que podrían decir, tenía miedo de arrepentirme.

Logré escaparme de Paola y camine hasta llegar a la estación donde pasaba el tren. No estaba segura si Popee había vuelto a la ciudad, ni siquiera estaba segura de si llegué a ese lugar para esperarlo. Pero estando ahí, sentí como mis piernas se movían solas y cuando me di cuenta, ya estaba parada frente a las vías, volviendo a la realidad cuando escuche al tren acercarse a mi con gran velocidad. Suspire pensando que este sería mi ultimo aliento.

Sin embargo, Popee intervino de vuelta, jalándome del brazo con gran fuerza, logrando sacarme de las vías justo a tiempo. Ambos caímos al suelo. El tren se marcho sin inconveniente.

Nos reincorporamos, limpiándonos debido a la arena que el tren alzo al momento de pasar. Entonces recibí un golpe en mi mejilla, tan solo sentí el ardor incrementándose con el pasar de los segundos. Mire a la persona que lo había hecho. Popee me miraba con frustración.

— ¡¿Hasta cuando seguirás con esto?! —Me grito con enfado— ¿Por qué tienes tantos deseos de morir? —Lagrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas— mírame a los ojos y dime una buena razón, entonces te dejare hacerlo —No fui capaz de responder al mirarlo de esa manera. Me sentí decepcionada de mi misma por causar sus lagrimas. Chasqueo la lengua y enfurecido me tomo con brusquedad del cuello de mi playera acercándome a él de manera amenazante— ¡Responde maldita sea! —Volvió a gritar furia.

Su expresión llena de ira, impotencia, decepción, frustración y llena de lagrimas, por primera vez me hicieron reaccionar. Su cuerpo temblaba, me sujetaba con fuerza esperando una respuesta que no sabía como dar o que palabras usar. Esta vez no podía ocultar ni reprimir el arrepentimiento que sentía por causarle tanto daño.

— Solo quiero estar con mi familia de nuevo —Respondí con total honestidad— No quiero estar sola, ya no tengo nada, no tengo a nadie —Deje que las lagrimas se derramaran una tras otra sin importarme nada más, solo quería liberar mi dolor.

Los dos estábamos frente a frente, llorando, sintiendo nuestras emociones a flor de piel, totalmente sensibles ante el otro. Popee frunció el ceño, no encontró palabras de consuelo, pero en su lugar, aprovecho que me sujetaba del cuello de mi playera para jalarme con fuerza a él y junto nuestros labios en un beso. 

Abrí mis ojos en grande al sentir sus labios presionar los míos. Me paralice al instante, pero sentí como mi corazón aumentaba su ritmo cardiaco con ferocidad. Las lagrimas se detuvieron. A los pocos segundos se separo, pero la impresión que causo en mi permaneció. Me miro a los ojos, Popee aun seguía llorando.

— Entiende que no quiero que mueras —Titubeo al hablar— Realmente siento algo por ti, algo muy fuerte que no había sentido por nadie mas y me duele tanto cada intento que haces por quitarte la vida —A cada palabra que decía, su voz, así como su semblante se suavizaban y poco a poco me soltó— Si no vives por mi, hazlo por ellos.

Permanecí quieta, escuchándolo con atención, me dolía en lo mas profundo de mi corazón, haberlo hecho sentir de esa manera. Era la primera vez que lo veía así de vulnerable frente a mi, llorando como si no hubiese un niño pequeño, me daba cuenta que era algo que hace tiempo quería decir, lo guardo hasta que simplemente exploto.

No había caído en cuenta lo importante que era para él hasta que lo vi romperse de esa manera frente a mi, con total honestidad, sin reprimirse. Agacho la cabeza escondiendo su rostro para que no lo mirara en ese estado, ya no había espacio para la vergüenza, llevo ambas manos a sus ojos intentando limpiar sus lagrimas sin éxito pues seguían saliendo una tras otra con desesperación.

Eso me hizo sentir una culpa que jamás había sentido en mi vida. Estire mis brazos, rodee sus hombros y lo acerque para abrazarlo, Popee simplemente se dejo reconfortar. No dije nada, él tampoco lo hizo, solamente nos quedamos ahí llorando hasta que nuestros ojos se secaron..

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora