— No se si pueda ayudarte mucho, pero al menos te aseguro que mientras estés en el circo, haremos lo posible por cuidarte.
Esas palabras rondaban mis pensamientos, así como aquella situación en la que hundí mi cabeza en el hombro de aquel conejo psicópata de manera desesperada mojando su ropa con mis lagrimas. No conté el tiempo que duro aquello, pero seguramente fueron varios minutos pues no me detuve hasta que mis ojos se secaron y mi voz se quedo afónica. Después de eso solo recuerdo haber caído vencida en los brazos de Morfeo.
— ¿Hasta que tanto recuerdas? —me pregunto Paola
— No lo se —le respondí con sinceridad y melancolía.
— Bueno, algo debes recordar, no puedes simplemente haber olvidado absolutamente todo de ti —mencionaba ciertamente fastidiada la albina.
Me molesto el tono de voz con el que dijo aquello anterior, como si hubiese sido mi culpa haber perdido la memoria, fruncí el seño al pensarlo, aunque ciertamente tampoco tenía certeza de que no lo fuera. Me frustre aun mas conmigo misma.
— Quizá Marifa tenga razón, al menos debes recordar ciertos gustos o disgustos que tengas.
Una perspectiva que no había tomado en cuenta.
— ¿A qué te refieres? —le pregunte con suma curiosidad.
Ella llevo su dedo índice a su barbilla, desvió la mirada y se puso a pensar en un ejemplo, hasta que encontró respuesta.
— Podría ser música que te gusta o que no te gusta, comida favorita y cosas que te disgustan, algún habito o pasatiempo.
— ¡Exactamente! —exclamo la menor— cosas como esas al menos deberían seguir en tus memorias.
Así uno a uno me puse a pensar al respecto, quizá algo de eso podría darme pistas o hacerme recordar. Lo primero en buscar entre mis recuerdos fue la música, trate de buscar melodías pero ninguna llegaba a mi mente, era como si nunca hubiese escuchado música en mi vida, me entristecí pero seguí escarbando. Trate de recordar el resto, mi comida favorita, algún pasatiempo o simplemente algo que me gustara, sin embargo, era inútil...
— No puedo —suspire desilusionada— no puedo recordar nada.
La menor rodeo los ojos con decepción, Paola ignoro el tema como si nunca se hubiese hablado de ello.
El asunto termino ahí cuando los demás integrantes de este peculiar circo se hicieron presentes, se hablo de otros temas, relacionados con ellas, todos convivían amenamente y se divertían con gran dicha, apague mis pensamientos unos momentos y trate de integrarme a ellos en las platicas y posteriormente se inicio un juego de cartas que creía nunca haber jugado antes puesto que no conocía las reglas y simplemente jugué como pude, nadie lo sabía, no quería molestar a nadie al explicarme las reglas de este juego que a simple vista se veía muy fácil de jugar, por lo que no es de esperarse que terminara fuera de este mas pronto que tarde, me limite a mirar como los demás continuaban. Pero de un momento a otro sentí que no pertenecía ahí, me sentí incomoda y sutilmente me retire del lugar, ni siquiera se dieron cuenta en que momento me levante de mi asiento y me marche.
No comprendí por que, pero sentí unas profundas ganas de esconderme. Me dirigí a un sitio detrás de una carpa y cerca de la cerca de madera, me senté sobre la arena y me puse a garabatear en esta con mi dedo índice, sentí un nudo en la garganta, contraje mis labios apretándolos con fuerza hasta que empezaron a dolerme, las lagrimas no tardaron en caer.
Escondí mi cara entre mis brazos y lloré tratando de contenerme tanto como me fuera posible para no llamar la atención y así mismo que nadie llegara a mi.
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Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||
FanfictionTras sufrir un accidente traumático, despiertas con amnesia en un circo el cual te aloja y ayuda en tu lucha por reconstruir tu vida, descubres que has perdido todos tus recuerdos tanto de tu familia como de tu vida en general. Atrapada en un mundo...