Capítulo 44: Lágrimas en la lluvia

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No tarde en ir a la ciudad, estaba más que emocionada de reencontrarme con mis padres, esta vez era de verdad. Nuevamente, no avise que me marcharía, tan solo tome mi rumbo por mi cuenta. Sentí tanta emoción que desbordaba lágrimas de felicidad.

Había sido tan rápido, tan solo un día basto para encontrarlos, desee haber recordado sus rostros y sus nombres mucho antes. Finalmente, mis padres y yo nos reuniríamos. Era como un sueño, mi corazón latía con fuerza, era una felicidad que jamás había sentido en mi vida.

Llegue tan apresuradamente a la estación de policía preguntando por mis padres, hasta que me tope con el detective hacía quien corrí con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Dónde están mis padres?, quiero verlos —Le hice saber mi urgencia por reunirme con mis padres.

El detective por otro lado, me miraba con tristeza y pesar. Me pidió que lo acompañara, su comportamiento no era exactamente vivaz o lo que esperaría de un momento tan emotivo como este.

— Antes que nada, necesito que seas fuerte —Me dijo el detective. 

Comencé a preocuparme por su actitud, sin embargo, estuve esperando este momento por tanto tiempo que no iba a rendirme tan fácilmente, por lo que, sea lo que fuere lo enfrentaría, de todas formas, nada podría ser tan malo.

El olor a desinfectante llenaba el aire que se volvió frío y estéril, me encontraba de pie frente a una puerta de acero, mi corazón latía con un temor palpable mientras me preparaba para enfrentar lo que estaba al otro lado.

El detective empujó la puerta y entró en una sala blanca y desolada, me indico que le siguiera y así lo hice. 

Dos mesas metálicas ocupaban el centro de la habitación, cubiertas por sábanas blancas que apenas ocultaban las formas silenciosas debajo. El sonido sordo de nuestros pasos resonaba en el silencio, marcando el camino hacia la verdad que estaba a punto de enfrentar.

— ¿Qué es esto? —Pregunte con temor— ¿En donde estamos?.

El detective intento hablar, sin embargo, pude ver como se arrepentía de hacerlo y mordía su labio inferior. Me pidió que me acercara, con el corazón en la garganta, camine hasta la primera mesa, manteniendo un poco de distancia, entonces el detective levantó la sábana.

Lo que vi me dejó sin aliento. Bajo la manta yacía una mujer con el rostro lleno de quemaduras y la piel casi carbonizada, su expresión era de dolor y agonía, aun así era reconocible, ¿Cómo no podría reconocer a la mujer que tenía enfrente mío?, se trataba de nada menos que mi madre. Las lágrimas brotaron de mis ojos mientras mi mente se negaba a aceptar la terrible realidad frente a mí.

— No puede ser... —Murmuré entre sollozos, mi voz llena de angustia y desesperación.

El dolor de su pérdida era insoportable, como un aguijón afilado clavándose en lo más profundo de mi alma.

Con el cuerpo tembloroso, me acerqué a la segunda mesa, preparándome para enfrentar la verdad una vez más. Pero incluso antes de que el detective levantara la sábana, sabía lo que encontraría: otro golpe devastador, otra pérdida insuperable. Cuando finalmente retiro parte de la sabana, las lágrimas corrieron por mis mejillas mientras reconocía el rostro de mi padre, con las quemaduras apoderadas de la mayor parte de su rostro, la misma expresión de sufrimiento que mi madre. 

El suplicio era abrumador, como si un peso insoportable se hubiera instalado en el centro de mi pecho, aplastando mis esperanzas y sueños con implacable ferocidad. Todo lo que había conocido y amado se había desvanecido en un instante, dejándome completamente sola en un mundo oscuro y desolado.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora