Popee dormía plácidamente a mi lado, era el momento indicado para escapar. Me levanté de la cama con mucho cuidado de no despertarlo, logrando llegar hasta la puerta con sigilo; Pero antes de salir, me detuve un momento, gire mi cabeza para mirarle una ultima vez, recostado en la cama, durmiendo pacíficamente con una expresión tan serena que por un segundo sentí un remordimiento dentro de mi por el hecho de querer partir y dejarlo atrás.
Sin embargo, apenas nos conocíamos, estaba segura de que cuando me fuera, Popee podría continuar su vida sin mi, ya que no era indispensable para él. Pero a pesar de todo, los sentimientos que tenía por él no habían desaparecido, tan solo me encargue de reprimirlos por el bien de ambos. Estos sentimientos se irían conmigo. Tome aire y salí de la habitación, dejándolo atrás.
Vague por el circo, dando un ultimo vistazo a mi alrededor. A pesar de querer despedirme de los demás, sabía que no era algo que pudiera hacer o no me dejarían continuar. Por un momento pensé en escribir una carta de despedida, pero recordé lo que había sucedido la ultima vez que había escrito una carta, así que deje esa idea de lado.
Me encamine a la cocina, buscando en los cajones algunos cuchillos pero no encontré nada, parecía que todos hubiesen desaparecido, se habían prevenido ante esta situación. Forceje pero no pude entrar a mi habitación para buscar algo ahí. Me desvié hasta la bodega tratando de encontrar de una manera un poco mas desesperada una navaja, algún cuchillo, incluso la motosierra de Popee, pero no había nada.
En mi desesperación, lleve mis manos a mi cabeza jalando de mi cabello con fuerza, mi respiración se volvió irregular y mi caminar descuidado. Fue entonces que choque con una mesa de la cual tire un espejo de tocador que al impactar en el suelo se rompió al instante. Fue ahí que vi mi oportunidad.
Tomé uno de los pedazos rotos y corte mi muñeca para comprobar su filo, la sangre se desbordo al instante. Sonreí. Sabía que cortar mis muñecas realmente no me causaría la muerte, por lo que lleve el cristal hasta mi cuello; Alcé la cabeza, cerré los ojos y posicione el cristal en mi cuello de manera precisa, lo haría en un solo movimiento rápido. Cuando sentí que el filo atravesaba mi piel y se abría paso ferozmente, supe que estaba lista para cortar.
Tomé un poco de impulso y jale, pero apenas pude cortar unos breves centímetros antes de sentir que sujetaban mi muñeca y la apartaban con fuerza. Abrí mis ojos de inmediato y me encontré de frente con Popee que me miraba con una mezcla de miedo, decepción, empatía y tristeza.
— No lo hagas —Suplico.
No supe como reaccionar ante aquella expresión en su rostro, sentí que mi corazón pesaba. Popee me hizo soltar el cristal y me abrazo fuertemente buscando darme consuelo. Quise llorar pero aguante las lagrimas. Después de unos momentos, Popee se separo de mi y me tomo de la mano.
— Vamos a curar eso —Dijo refiriéndose a los cortes que acababa de hacerme.
Una vez que se encargo de mis heridas, me llevo de vuelta a su habitación, sin embargo no descanso hasta cerciorarse que yo estuviera profundamente dormida. Ninguno de los dos toco el tema de lo sucedido esa noche.
Ese fue mi segundo intento de suicidio, que también fue detenido gracias a Popee quien para mi suerte, guardo el secreto ante los demás. Sin embargo, si se encargo de mantenerme al cuidado en todo momento, rolando las horas entre cada uno de los integrantes de ese abandonado circo.
Ya que ninguno me descuidaba ni por un segundo, no tuve oportunidad para intentar nada. No obstante, mientras esos días pasaban, me las ingeniaba para buscar otra manera para suicidarme.
Mientras esperaba a Popee en su habitación, me puse a buscar entré sus cosas algo que me pudiera ayudar. Dentro de una caja encontré una pistola y sonreí, sería una manera rápida de morir. La tome entre mis manos, escondiéndola entre mi ropa y salí sigilosamente, revisando que nadie me observara.
Llegué hasta un sitio algo alejado, cerca del mar. Saque el arma, la mire detenidamente, viendo en ella una solución a mis problemas, una manera de reencontrarme con mis padres, una manera de liberarme de todo el sufrimiento que cargaba conmigo, me había rendido.
Apunté a mi cabeza, mire al frente para observar el horizonte y sentí tranquilidad, tome aire para conseguir el valor necesario.
— Papá, Mamá, ya voy.. —Dije casi en un suspiro.
Cuando estuve lista, sin mirar atrás ni pensar en nada mas que mi libertad, jale el gatillo. No obstante, no sucedió nada. Mire el arma pensando que lo había hecho mal, volví a apuntar y nuevamente intente disparar, pero no salían balas.
— ¿Te falta esto? —Pregunto una voz familiar.
De inmediato gire mi cabeza, Popee estaba detrás mío observándome mientras me mostraba una caja que al agitarla podían escucharse las balas que guardaba en su interior. Me apresure a revisar el arma tan solo para darme cuenta que no tenía ni una sola bala.
— Carajo —Me maldije por no revisar antes.
Popee tan solo se acerco a mi extendiendo su mano, dando a entender que quería que le entregara el arma, lo hice de mala gana.
— ¿En serio crees que esto es lo que querrían tus padres? —Me cuestiono con tristeza.
— No lo entenderías —Aparte la mirada sintiéndome frustrada.
Popee no lo permitió, me sujeto con fuerza de la barbilla y me hizo mirarle de nuevo.
— ¿De verdad piensas que no?, ¿Después de lo que yo hice?.
Suavice un poco mi expresión, dándome cuenta que de alguna manera podía entender porque actuaba de esa manera, lo que significaba que me detendría las veces que fueran necesarias.
— No soportaría que te fueras, quédate —Me pidió en una suplica sin despegar su mirada de mi.
— No puedo quedarme, lo siento.. —Respondí con sinceridad, aleje su mano de mi, agache la cabeza y me marche.
— Aun no me has dicho tu nombre —Expreso Popee evitando que me alejara. Me detuve un segundo dándome cuenta que era verdad, aun nadie conocía mi verdadero nombre— Conoces el mío, soy Hanabishi, ¿Cuál es tu verdadero nombre?.
No me sentía lista para decirlo, no quería dejar rastros de mi aquí cuando me marchara, eso incluía el nombre, de esa manera, podrían olvidarme con mayor facilidad.
— No necesitas saberlo —Dije sin mirar atrás y continúe mi camino.
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Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||
FanfictionTras sufrir un accidente traumático, despiertas con amnesia en un circo el cual te aloja y ayuda en tu lucha por reconstruir tu vida, descubres que has perdido todos tus recuerdos tanto de tu familia como de tu vida en general. Atrapada en un mundo...