Capítulo 43: Picnic

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El sol se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, llenando la habitación con una luz suave y reconfortante. En medio de esa calidez matutina, lo primero que hice fue tomar mi celular revisando las notificaciones, sin embargo, nada. Tenía la impaciencia de saber sobre mis padres, ahora que recordaba sus rostros, anhelaba tanto encontrarnos de nuevo.

— Mamá.., Papá.. —Dije casi en un susurro.

Había estado esperando este momento durante tanto tiempo, pero ahora que recordaba mi origen, me sentía abrumada por la incertidumbre de esperar a que la policía encontrara a mis padres. Con un suspiro profundo me levante de la cama, me cambie de ropa ocultando las vendas en mis brazos y salí de mi habitación, quizás este día acompañe a los demás en el desayuno.

— ¿Por qué utilizas mangas largas últimamente?.

Me sobresalté al escuchar una voz a unos escasos centímetros de mí, apenas alía de mi habitación y ahí estaba Popee, esperándome a un lado mío. Lleve mi mano a mi corazón recobrando la compostura.

— ¡¿Qué pasa contigo?!, me asustaste —Reclame con molestia.

— Lo siento, quería esperarte para desayunar juntos —Explico con calma— Aunque no estaba seguro que salieras de tu cuarto, tuve suerte —Sonrió.

— ¿No pudiste esperarme en la cocina? —Fruncí el ceño.

— Pero no quiero comer ahí, quiero estar a solas contigo.

No supe como responder a eso, me mantuve distante. Popee me tomo de la mano sin previo aviso y me llevo con él, me percaté que en la otra mano llevaba lo que parecía ser una canasta, asumí que ahí llevaba el desayuno. Caminamos en silencio y me llevo hasta la costa, en el mismo lugar donde me había encontrado.

Al llegar, me soltó de la mano, saco una manta de la canasta y la coloco sobre la arena, luego puso la canasta a la mitad de la manta y se sentó de un lado, esperando que yo hiciera lo mismo. No tuve mas remedio que sentarme a su lado. También, de la canasta saco una botella con jugo de naranja, dos vasos y un par de sándwiches de los cuales me ofreció uno.

— Gracias —Recibí el sándwich y comencé a comer.

— El clima es agradable a esta hora, ¿no lo crees?.

— Supongo.

Probablemente no se daba cuenta de su propio nerviosismo, iniciar la conversación hablando sobre el clima me dejaba mas que claro que ni él tenía idea como sobrellevar esto.

— Gracias, por la flor de ayer —Intento evitar el contacto visual, esta vez fui yo quien le miro con atención— La puse en un florero como dijiste, cerca de la ventana, no volveré a drogarme —Recordé mis palabras al respecto y me avergoncé de no pensar antes de hablar. Así que me mantuve callada— Durante este tiempo, pude reconciliarme con mis amigos, voy a terapía para controlar mi adicción y mi relación con mi padre esta cambiando para bien —Explicó haciéndome saber que había sido de él en este tiempo, esto me permitió tener un poco más de confianza ante esta situación.

— En serio me alegro mucho por ti —Dije con sinceridad, mostrando una sonrisa.

Era todo lo que había querido, la razón por la que nos habíamos distanciado, quería que mejorara y que pudiera superar su pasado para poder vivir su presente y pensar en su futuro.

— No ah sido fácil todo esto, pero estoy avanzando.

Hasta hace tiempo, Popee solía ser una persona muy reservada con respecto a sus sentimientos, no era alguien que pudiese abrirse fácilmente con los demás. Pero al conversar en este momento, puedo ver que eso a cambiado un poco. Por primera vez en mucho tiempo sonreí verdaderamente, empatizando con él y enorgulleciéndome por los avances que ha hecho.

— Eso me parece muy bueno, en verdad —Le hice saber mi aprobación.

Popee me miro a los ojos, pude distinguir tristeza en ellos.

— Sin embargo no es igual para ti, ¿verdad? —Me impacte por su comentario, sin decir una sola palabra él pudo mirar a través de mi. No hice mas que desviar la mirada hacía el horizonte— Me perdí de acontecimientos importantes para ti, por eso quisiera saber como es que has seguido todo este tiempo.

— Estoy bien —Contesté restándole importancia.

— ¿Y te parece que una persona que esta bien golpea su cabeza contra la pared hasta sangrar?.

Dio en el clavo, como si reabriera mis heridas. Pero no podía decirle la verdad de como me sentía realmente, no podía mostrarle mis brazos, no podía hablar sobre las pastillas, ni de los días que pase llorando desesperadamente encerrada en mi habitación, ¿Cómo podría decirle todo eso?.

Me sorprendí al sentir unos brazos rodeándome, Popee me abrazaba intentando brindarme su calidez y confort. No supe como reaccionar, pero lo deje continuar, porque aunque no lo quisiera admitir, hace mucho que necesitaba de sus cálidos abrazos, ese sentimiento que solo él podía causar en mi, haciéndome olvidar mis penas.

— Lo lamento —Expresó con voz suave— Seguramente fue un gran impacto el saber que esas personas no eran tus verdaderos padres también me entere que habías recordado el accidente que te hizo terminar de esta manera, vi las noticias sobre eso, debió ser horrible vivir eso —Empatizo con mi situación, sabía exactamente los mismos datos que todos los demás, ignorando todo lo que ocultaba en mi interior.

— Realmente solo recuerdo muy poco sobre ese accidente, intente recordar mas con ayuda de las noticias, pero aun siguen bloqueados esos recuerdos, los mas importantes, porque con ellos podría saber como fue que me separe de mis padres y termine aquí —Me sinceré.

— Lo recordaras, algún día lo harás —Afirmó esperanzado.

En ese momento me di cuenta que casi olvido el confort que sentía al estar con Popee y mi corazón se sintió bien de nuevo, al menos lo que duro el picnic. Después de eso tuvimos que separarnos, él tenía cosas que hacer, aun seguía en recuperación, recobrando su vida, pero dentro de nosotros sentimos que habíamos iniciado bien el día.

Al estar de vuelta en mi habitación, retire las vendas de mis brazos y los mire con detenimiento, no estaba orgullosa de todo eso, pero de alguna manera fue lo que me mantuvo de pie y un escape de mi sufrimiento interno. Por un momento pensé en contarle sobre esto a Popee, pero intuí que no era una buena idea, no quería ser juzgada, no quería decepcionarlo y ni siquiera podía imaginar que expresión haría al enterarse.

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando mi celular comenzó a sonar, no conocía el número así que no estaba segura de contestar. Volvió a insistir varias veces, ya no tuve mas remedio que responder.

— ¿Quién habla? —Pregunté tímidamente.

— Soy el detective encargado de su caso —Respondió del otro lado de la línea— Encontramos a tus padres.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora