Capítulo 3: ¿Soy yo?

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— Esa persona —me referí a mi reflejo— ¿soy yo?. 

— Pues quien mas seria si no —respondió el rubio.

Era triste ni siquiera recordar mi propia apariencia, no tenía la mas mínima idea de quien era, si incluso mi reflejo me es totalmente ajeno y desconocido, ¿cómo fue que perdí todos mis recuerdos?, ¿cómo conseguí tantas heridas y rasguños?, era todo un misterio para mi.

— Deja de preocuparte por eso, dudo que tu amnesia no tenga cura —hablo el chico acercándose a mi— tal ves solo perdiste tus recuerdos momentáneamente debido a un golpe en la cabeza.

— Espero poder recuperarlos todos —exprese con melancolía.

El chico rubio rasco su nuca, hizo un gesto de desagrado y dijo:

— Aunque pueda que no recuerdes todos los detalles de tu pasado, tienes la posibilidad de recuperarlos todavía, no se han ido por siempre, solo debes darle tiempo, no seas impaciente. Es mas que obvio que será difícil pero no imposible.

— Se siente como si hubiese vuelto a nacer, sin recuerdos ni una vida propia —respondí.

— Bueno, si lo quieres ver así, es una buena forma de afrontarlo.

Se dio media vuelta y se dirigió a su armario en donde a través del reflejo del espejo mire como se quitaba el sombrero, dejando ver su cabello recogido en dos coletas, no se le veía nada mal. Sucesivo se bajo el cierre de su traje, quitándoselo por completo quedando únicamente en ropa interior. Me sonroje por la vergüenza.

— ¿Qué estas haciendo? —titube al hablar.

— Me estoy cambiando —recalcó lo obvio.

— ¡Pero no frente a mi pervertido! —reproche.

El me miro de reojo y sonrío burlón.

— Me estoy cambiando a tus espaldas y tu me miras a través del espejo —balbuceo— ¿y dices que el pervertido soy yo? —rio burlón.

Tenia razón. De inmediato me cubrí los ojos con mis manos para no mirarlo mas, al igual que para ocultar mi rostro que se había vuelto tan rojo como un tomate.

— Ya termine de cambiarme —dijo al poco rato.

Retire las manos de mi cara, era verdad. Ahora vestía con una playera de tirantes con un estampado que decía: "I Love Me", acompañado de unos shorts de color rosa con estampado de conejos.

— Se ve que te gusta mucho el rosa —le comenté.

— Por supuesto, es mi color favorito —respondió— ahora siéntate en la cama y quédate quieta, volveré en un momento, ¡y no toques nada o te juro que mataré! —amenazó antes de salir.

Aquel chico era todo un misterio, a veces podría ser como un niño berrinchudo y mimado, pero otras ocasiones se comportaba gentil conmigo, el me encontró y me rescato al fin y al cabo, siendo así seria imposible que fuese una mala persona, ¿cierto?. Tampoco tenía muchas opciones así que lo mejor sería aceptar toda la ayuda que me quieran brindar.

— Levanta tu playera —dijo el chico apenas entro.

— ¡¿Para qué?! —me abracé a mi misma a manera de protegerme.

— Porque mientras te cambiabas vi que tenias muchas heridas que no había visto antes y será mejor tratarlas antes de que se infecten.

— ¡¿Quieres decir que me viste mientras me cambiaba de ropa?! —le reclamé.

El chico se sonrojo cual tomate y frunció el ceño.

— ¡Solo alza tu playera!.

Le obedecí a regañadientes. Se acerco a mi y comenzó a curar mis heridas, no sabía que me estaba aplicando con exactitud pero me ardía demasiado, mas trataba de ocultarlo lo mas que podía.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora