Capítulo 42: Me hiciste falta

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Me salté el desayuno, no avise a nadie, ajuste las vendas, me cambie de ropa y nuevamente sola me encamine hasta la policía, debían ser los primeros en saberlo.

Relate con cada detalle el rostro de mis padres, había dos personas dibujando los retratos hablados de mis padres, les dije mi nombre verdadero, y esta vez, al intentar recordar los nombres de mis padres, pude hacerlo sin mayor problema. De lo sucedido en el accidente aun no tenía recuerdos, pero me mantuve esperanzada que ellos siguieran vivos en algún lugar y que también hayan perdido sus recuerdos y por eso no me buscaban.

— Esto nos dará la clave para encontrarlos, te avisaremos en cuanto los encontremos —Me dijo uno de los detectives. 

— Disculpe —Le detuve antes de que se marchara— Me gustaría que no le dijeran nada a las personas con las que vivo, quiero que sea una sorpresa para todos.

Mi petición fue aceptada por ellos. Salí de la estación de policías mas feliz de lo que había entrado, finalmente podía ver el sol y sentir su calor. Aprovecharía la tarde paseando por la ciudad antes de volver al circo, me sentí mas feliz que nunca, por fin recordaba a mi familia, ahora tenía un nombre, uno verdadero.

Me acerque a una florería, había hermosos girasoles en la entrada, recibiendo gustosos los rayos del sol y no dude en comprar unas cuantas. Cerca de la florería vendían helados y tampoco tarde en comprar uno, de mi sabor favorito.

Caminaba por las calles comiendo helado y cargando mis flores. Ahora podía recordar mi vida antes del accidente el cual aun se mantenía borroso en mis memorias. No vivía en la mejor situación, mi casa no grande, no tenía mas hermanos ni una mascota, solo éramos mis padres y yo, ellos trabajaban demasiado para tener la mejor vida que podíamos en mi país, sin embargo no teníamos los recursos para vivir cómodamente, fue así como mis padres tomaron la decisión de emigrar aunque nunca supe con exactitud hacía donde.

Unas horas mas tarde decidí que era momento de volver al circo. Mientras viajaba en el tren, miraba por la ventana como el sol bajaba y teñía el cielo de hermosos colores rojizos y naranjas, un paisaje sublime. Llegué con tranquilidad al circo, donde todos parecían vuelto locos yendo de un lado hacía otro, buscando algo, quizás estaban jugando al escondite. Me acerque a Marifa preguntándole con suma tranquilidad:

— ¿A quien buscan?.

Ella al no percatarse de mi presencia se asusto soltando un pequeño grito, pero al verme me abrazo con fuerza.

— ¡A ti! —Exclamo con alivio.

Marifa le hizo saber al resto de los demás que había llegado, no tardaron en interrogarme y regañarme, pero solo atinaba a sonreírles sin darles explicaciones. Le entregue un hermoso girasol a cada uno, todos se sorprendieron, me miraban como si yo fuese la que se había vuelto loca. Deje a Popee al ultimo, me acerque con cautela y le entregue el girasol.

— Ponla en un florero, no la fumes —Le dije sin pensar mucho en mis palabras.

Pase de largo y camine sin mirar atrás, mi destino, la cocina, por primera vez en mucho tiempo tenía hambre, demasiada y me serví una porción generosa. Comí con tranquilidad, una tranquilidad que no sentía hace mucho.

Al lado mío, se sentó Popee, aun con su girasol en la mano.

— Deberías contestar las llamadas, estábamos muy preocupados —Me hizo saber su inquietud.

— No deben preocuparse por mi —Hablé terminando mi ultimo bocado— Este curry estuvo delicioso.

— Yo lo prepare —Explico el chico a mi lado.

— Gracias por la comida —Tome mi plato y me levante para llevarlo al fregadero.

Me acomode los guantes y me puse a limpiar no solo el mío sino todos los los demás platos sucios que había ahí. Popee me acompaño, recargándose de la encimera a mi lado.

— Actúas extraño —Hablo casi en un susurro. No respondí, continúe con lo que hacía— A veces sonríes de esa manera y otras veces solo te alejas y te encierras, eso es preocupante.

Me quite los guantes y limpie con un paño los excesos de agua al rededor del fregadero, mire a Popee una vez antes de marcharme.

— Estoy bien —Fue lo único que dije, camine hacia la salida, Popee de inmediato se apresuro para impedirme el paso.

— Tomemos un té —Dijo extendiendo sus brazos como barrera.

— No gracias, acabo de comer —Intente pasar de él, pero no lo conseguí.

— Entonces solo quédate —Alzo un poco mas la voz— quédate un momento mas conmigo.

— No entiendo por que quieres pasar tiempo conmigo.

— ¡Porque te extraño, Umi! —Alzo la voz sin llegar a ser agresivo— extraño tu compañía y me encantaría que dejaras de evitarme, aunque se que eso me costara..

Seguía hablando, deje de escucharlo y me concentre en su lenguaje corporal, en la manera en la que fruncia el ceño, como mantenía sus brazos extendidos estando alerta para que no pudiera escaparme, el arrepentimiento en sus ojos que se volvían cristalinos, la manera en la que apretaba la garganta y sus palabras no salían al ritmo que se movían sus labios sino mas tardeó debido a las contracciones en su garganta, Sin importar sus palabras, esos pequeños detalles me hacían ver sus verdaderas intensiones, sus remordimientos.

Esta vez, estaba segura que me marcharía pronto, pero no estaba segura si lo volvería a ver, tampoco estaba segura de que tanto había cambiado mi percepción hacía Popee, mucho menos de mis sentimientos por él.

Tan solo di unos cuantos pasos al frente, él mantuvo su postura firme pensando que quería escapar, sin embargo, me acerque para abrazarlo, dejándolo sin palabras. No di explicaciones de porque lo hice, no estaba segura si esto significaba una reconciliación, tampoco sabía si lo hacía por él o al contrario, yo necesitaba un abrazo y esta fue la única solución que encontré, quizá, solo lo abrace para que bajara la guardia y me dejara ir.

Popee correspondió a mi abrazo, tampoco dijo nada mas. Hundió su cabeza en mi hombro y me abrazo firmemente, sin ejercer demasiada fuerza. Entonces aquella sensación de calidez que había olvidado, se presento de nuevo. Cerré los ojos y me permití disfrutar de este abrazo sin pensar en nada mas.

Me distraje al sentir mi hombro humedecerse, caí en cuenta de lo que estaba pasando. Los dos nos dejamos caer de rodillas al suelo, sin dejar de abrazarnos. No tenía palabras de consuelo, no sabía que decir al respecto.

— No sabes cuanto extrañe tus abrazos, me hicieron falta cada noche.. —Su voz era suave, delicada, como si en él hubiese tanta tranquilidad, parecía haberse quitado un remordimiento de encima.

— Me alegra que hayas recibido la ayuda que necesitabas —Exprese finalmente, algo que inconscientemente le había querido decir todo este tiempo.

— Te necesitaba y te aleje, no me perdonare por eso, cada día pensé en ti y me odie por como me comporte contigo..

Entonces llego a mi mente las veces en las que reímos juntos, cuando me llevo a la ciudad, las noches que pasamos juntos, cuando miramos el amanecer, inclusive el día en el que nos conocimos. No podía sacarlo de mi ser tan fácilmente pero ya no estaba segura que lo quisiera con la misma intensidad que antes.

— Eso.., ya esta en el pasado —Respondí pensando en cada palabra que dije, ¿De verdad lo estaba?.

— Se que también me perdí de acontecimientos importantes para ti, no estuve para consolarte cuando te desilusionaste por la familia que no encontraste, no te pregunté sobre que había pasado con el psicólogo, no pensé en si tendrías miedo de quedarte sola en las noches, no supe si te sentías mal, ya no se nada de ti..

Lo pensé unos momentos, no estaba segura de querer contarle lo que realmente me pasaba, no me sentía preparada para hablar sobre ello, pero aun así..

— Quizás, te lo cuente mas adelante..

Esas palabras simplemente salieron de mi boca, ni siquiera las pensé, no salieron de mi cabeza, sino de mi corazón.

— No volveré a dejarte sola.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora