Capítulo 52: Un nuevo comienzo

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A pesar de lo que podrían creer, con el simple llanto, fue suficiente para dejarnos agotados. Apenas tocamos la cama caímos en un sueño profundo.

Mi sueño esta vez, no comenzó como una pesadilla, sino que como una película, recopile mis recuerdos con mis padres, pero en esta ocasión me concentre mas en todos los momentos buenos que habíamos vivido juntos; Desde las noches de películas hasta los domingos en familia, las salidas al parque y los helados que compartimos. Reviviendo cada uno de aquellos momentos.

Fue entonces que me encontré en el barco, recargada del barandal, mirando el cielo, una noche llena de estrellas, un cielo despejado y la luna llena resplandeciendo sobre nosotros, rodeada de la suave brisa nocturna y el aroma a esperanza inundando el lugar. De repente, sentí una mano posarse en mi hombro. Mire de quien se trataba: mis padres, acompañándome a ver el horizonte. Sentí un nudo en mi garganta al tenerlos cerca, sintiendo una mezcla de alegría y tristeza.

— El futuro se ve prometedor —Dijo mi madre mientras miraba el brillo de la luna.

— Lamento que no haya podido darles una vida mejor en nuestro país —Continuo mi padre, disculpándose por no poder ofrecernos mas— Al menos conseguí esta oportunidad para nosotros, viviremos mejor a partir de ahora. 

— No te preocupes papá, yo se que dabas todo de ti trabajando duro cada día.

Por un instante, me perdí en aquel momento con mis padres, hasta que recordé que esto había sucedido una noche antes del fatídico accidente. Igualmente, recode cada sacrificio que mis padres habían hecho por mi, por darme lo mejor, desde las cosas mas pequeñas hasta esa oportunidad de emigrar a otro país con la promesa de una vida mejor.

También llego a mi el recuerdo de mis padres en el incendio. Mi padre besaba mi frente mientras ambos me abrazaban.

— Logra ese sueño de una vida mejor —Dijo mi padre con anhelo.

— Cúmplelo por nosotros —Continuo mi madre con una sonrisa esperanzadora, mientras acariciaba mi mejilla.

Un ultimo vistazo a mis padres que me miraban esperanzados. Me di cuenta que si continuaba con aquella insistencia de quitarme la vida, estaría tirando a la basura sus esfuerzos, así como su sacrificio, sería en vano.

— Te amamos —Dijeron al mismo tiempo. Esas fueron las ultimas palabras que escuche de ellos. 

Solo mirándolo así, entendí que no debía continuar con ese plan tan disparatado que no me sacaba de la cabeza, solo causaría dolor, incluyendo a mis padres, aunque ya no estén presentes.

— Yo también los amo —Concluí dando palabras al aire, pues hable dormida, pero al mismo tiempo, hacerlo me hizo despertar.

El sol se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando rayas doradas en la habitación. Desperté con una sensación de determinación, una decisión tomada en las profundidades de mi ser la noche anterior. Me senté en la cama, inspirando profundamente el aire fresco de la mañana.

Mire mi alrededor, aquella habitación de Popee, tan bonita y decorada, sentí un poco de envidia al recordad que siempre había querido decorar mi cuarto con tantas cosas que antes no pude. Ahora tenía una habitación donde podía hacerlo, aun así seguía vacía, apenas con lo básico.

Había pasado semanas luchando en silencio contra mis propios demonios internos: la ansiedad que me envolvía como una manta pesada, la autocrítica implacable que me perseguía día y noche. De pronto, pareció desvanecerse, como si ahora pudiera ver con claridad. La razón: Aquel chico rubio que dormía a mi lado, que no se rindió conmigo y me hizo reaccionar, finalmente había llegado a un punto de inflexión.

Popee se estiro y lentamente abrió sus ojos. Le sonreí dichosamente.

— Buenos días —Le salude jovialmente.

Aquel chico me miro confundido y se levanto sin perderme de vista, parecía analizarme de pies a cabeza.

— Buenos días —Respondió desconcertado por mi comportamiento.

Me acerque a él para abrazarlo, pues en sus brazos encontraba el consuelo que solo él era capaz de darme, me daba paz. Permanecí así unos segundos, Popee dudo en corresponder, pero al final lo hizo.

Después del abrazo, me levanté de la cama con determinación, sintiendo un impulso renovado para cambiar las cosas. Tome de la mano a Popee, pidiéndole que saliéramos juntos, apresurándolo para desayunar juntos.

Una vez en el comedor con los demás. Me esmere en ayudar en lo que fuera, incluyendo las cosas mas pequeñas, Nadie paso por alto mi cambio de actitud, todos me miraban confundidos, sin embargo, no dijeron nada al respecto y simplemente se alegraron de mirarme de buen humor.

Había decidió que era hora de enfrentar mis sentimientos y también abordar mi salud mental de frente, pues solo de esa manera podría conseguir la vida que mis padres anhelaban para mi.

No todo fue perfecto, hubieron momentos en los que estuve por volver a caer, sin embargo, no permití que eso sucediera. Trataba de mantener una actitud firme y positiva, incluso mi psicólogo noto este cambio de actitud en mi.

— Tenía razón —Comente agachando la cabeza ligeramente avergonzada— Siempre tuve las respuestas en frente, pero fui yo quien se puso una venda en los ojos, no veía ni pensaba con claridad.

— ¿Qué harás ahora que lo entendiste?.

Me tome un momento para pensarlo, a pesar de que la respuesta ya estaba en mi. Recordé a mis padres, con esa promesa que no pudieron cumplir, entonces sonreí y alce la mirada.

— Me esforzare por tener una buena vida —Respondí con determinación.

Ya pasados unos días en los que me mantuve positiva y determinada, sin dejarme derribar por mis pensamientos que a veces amenazaban con derribarme de nuevo, logre calmar la actitud sobreprotectora de casi todos en el circo, con excepción de una persona.

Caída la noche, Popee me llevo consigo a su habitación, como lo hacía habitualmente, sin embargo su semblante se notaba serio. No me perdía de vista en ningún momento.

— Umi, necesito hablar contigo —Podía notarse lo importante que era incluso por el tono de su voz.

— ¿Qué pasa? —Me preocupe al instante.

— Últimamente has estado mas animada de lo usual, no es que no me de gusto, es solo que.. —Le costaba expresarse— Hay casos en donde una persona que piensa suicidarse mantiene una actitud así de positiva antes de hacerlo, no estoy seguro por que, tal vez sea para no preocupar a los demás —Comenzó a divagar— El punto es.. —Se concentro, acercándose a mi y tomándome de las manos, me miro fijamente, mostrando un semblante triste  y preocupado— Por favor, no lo hagas, no lo intentes más —Suplico— No se que haría si llegara a perderte, no podría soportarlo..

Me invadió algo de melancolía al ver el dolor y la inquietud que le causé, sin embargo, una parte de mí encontraba consuelo en saber que se preocupaba por mí. Mi corazón se regocijaba y experimentaba la sensación de ser amada. Una sonrisa se dibujó en mi rostro.

Interrumpí su discurso al acercarme para abrazarlo y brindarle protección; mi objetivo era hacerle sentir tranquilo, quería aliviarle la inquietud por mi bienestar.

— Ya no tienes que preocuparte mas por eso, te prometo que no lo volveré a intentar —Le dije con sinceridad.

De inmediato supo que hablaba con la verdad, pero no evito que aun sintiera temor de que volviera a intentarlo. Con manos temblorosas, me abrazo escondiendo su rostro en mi hombro. Ambos disfrutamos de aquel abrazo que no queríamos que se terminara nunca.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora