Capítulo 24: Bajo la sombra de las expectativas

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Me lavaba la cara con agua fría en un intento por aterrizar mis ideas, intentando encontrarle el sentido a toda esta situación. Alce la mirada para ver mi propio reflejo en el espejo. ¿Cómo era posible que pasando un mes, aun no sea capaz de reconocerme?.

Lleve mi mano izquierda a mi mejilla y la derecha al espejo.

— ¿Quién eres? —Le pregunté a mi reflejo. Viéndome a mi misma sollozar. 

Sin embargo, mi atención se desvió cuando comencé a escuchar murmullos elevados provenientes de fuera del baño. Al principio, solo eran fragmentos de palabras entrecortadas. Pero a medida que la discusión se intensificaba, las voces se volvieron más claras, como si el volumen se hubiera incrementado de forma inconsciente.

Pensaba simplemente ignorarlo ya que eran asuntos que no me incumben. No obstante, al momento que las voces se aclararon, de inmediato reconocí la voz de Popee. Me acerque a la puerta con cautela intentando escuchar mejor la conversación.

— Entiende que debes comenzar a pensar que va a ser de tu futuro —Expresó la voz de un hombre, quien al inicio supuse que se trataba de Kedamono, sin embargo, el tono de la voz era diferente.

Con mucho cuidado de no hacer ruido ni llamar la atención, abrí la puerta muy apenas para mirar por aquella diminuta rendija.

— Yo haré lo que quiera con mi vida —Resoplo molesto aquel rubio.

Por aquella pequeña abertura mire a Popee con su característico ceño fruncido y pesar en sus ojos.

— Eres un inmaduro —Dijo aquella otra voz con decepción.

Me acomode para mirar quien era la persona con la que estaba discutiendo; No se traba de nadie menos que su padre quien sobaba su entrecejo con irritación.

— No es verdad, ¡no lo soy! —Exclamó Popee alzando la voz con furia.

Abrí mis ojos en grande. Esas eran las mismas palabras que decía en sus sueños, las exactas palabra que susurraba cada que tenía pesadillas. Seguí escuchando con atención.

— No pudiste cumplir mis expectativas como interpreté en el circo y ahora esto —Expresó su padre con indignación— Tuve consideración contigo al inicio, fue un shock para todos perder el circo, pero ahora tenemos que ver hacia adelante.

— Yo seré el mejor payaso.

Me ponía triste ver como seguía aferrándose al pasado, sin poder dejarlo ir, sin poder soltarlo ni aceptarlo.

— ¡Entiende que ya no hay posibilidad alguna de que vuelva el circo! —Le gritó exasperado.

— ¡Ya lo se! —Le gritó de la misma manera.

 El tono de la conversación había subido su intensidad y la tensión palpable. La atmósfera en la se volvió densa. 

— Pues parece que no lo comprendes, ¿no te cabe en la cabeza que nos clausuraron para siempre? —Le pico agresivamente la cien.

— ¡No me toques! —Alejo el brazo ajeno con osadía.

Su padre le miro con indignación. Se cruzo de brazos y se mantuvo firme ante su hijo.

— ¿Qué tengo que hacer para que finalmente reacciones? —frunció el ceño, incapaz de ocultar su frustración— Quiero que tengas éxito en la vida, pero no puedo hacerlo por ti.

— Ya te lo dije, yo puedo solo, no te necesito —La mandíbula de Popee se tensó mientras luchaba por contener las lágrimas de rabia.

 Sentí una punzada de empatía. Era como si estuviera atrapada en medio de una escena de una película, incapaz de apartar la mirada, pero también, incapaz de poder ayudar.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora