Capítulo 17: Similitudes

118 24 15
                                    

El estruendo de una explosión resonó en el ambiente. Incluso pude sentir como temblaba ligeramente el suelo.

— Yo no se como es que Popee no se cansa de tan agresivo actuar —Se quejo Paola mientras rodaba los ojos cansada de tener que vivir aquella impulsividad del chico.

Mire hacía atrás con incertidumbre, preguntándome a que se debía su imprudente manera de ser. Aun a la distancia podía escuchar y ser testigo de su irracionalidad, momentos en los que prefería mantener mi distancia ante aquella situación.

Horas mas tarde se escuchaba la tranquilidad, un silencio infernal, incluso pude ver a Kedamono entrar a su habitación sumamente fatigado. Realmente no tenía idea de a donde se iban los integrantes de este circo por las tardes que se vivían desiertas.

Camine un poco por los alrededores del circo, cuando me encontré con Popee sentado sobre la arena, con la cabeza baja mientras arrojaba cuchillos con muy pocas ganas. Me acerque lentamente hacía él, observándolo con cuidado.

— Popee —Le hablé con suavidad, permaneciendo a una distancia pertinente por si estaba de mal humor.

Al reconocer mi voz, no tardo en mirarme de vuelta. Mis ojos se abrieron cuando le vi el rostro cubierto de sangre, heridas abiertas y hematomas; Incluso su emblemático traje no estaba exento de quemaduras, rasgaduras  y manchas de sangre. Sentí una presión en el pecho al mirarle en ese estado.

— Umi —Se expresó de manera neutra.

Me quede sin palabras, no sabía que decir al respecto, seguramente ya ah escuchado demasiados reproches o comentarios como aquel que Paola dijo mas temprano. Simplemente me incline un poco hacía Popee, ofreciéndole mi mano con inquietud de no ser correspondido mi gesto.

— Vamos por una limonada —Suavicé mi voz así como mi expresión facial.

Popee me miro inexpresivamente unos segundos pero termino tomando mi mano, esto me tranquilizo. Le ayude a levantarse y juntos fuimos hasta la cocina en donde le serví su limonada y conversaba con él de cualquier tema irrelevante.

Después de tantas ocasiones en las que esto mismo sucedía, ya tenía a la mano el botiquín, así que mientras conversábamos y bebíamos nuestra limonada, limpiaba y trataba sus heridas.

A pesar de estar lastimado y del dolor que sentía y expresaba con sus quejidos, irónicamente se miraba mas distraído de lo usual, incluso se veía radiante, lo cual es bastante inusual en él, pues siempre le acompaña un semblante neutro o enfadado, incluso podría decirse que su mirada reflejaba melancolía.

— ¿Te estoy lastimando? —Le pregunte mientras terminaba de tratar sus heridas.

— En realidad es todo lo contrario, quien iba a pensar que se te daría bien eso de aplicar primeros auxilios —Expresó de manera mas alegre, tanto así que sus labios curveaban una sonrisa.

Al terminar me tome un momento para observarlo con mas cuidado mientras sujetaba sus mejillas con delicadeza. Popee me devolvía la mirada. Me di cuenta que no era la primera vez que estando en aquel estado de dolor físico o quizás mareado por la perdida de sangre, son sus mejillas rojas por la insolación; Era capaz de formar una sonrisa, de relajarse después de su agresividad, donde quien obtenía las consecuencias mas graves, no era Kedamono, sino él mismo.

— ¿Qué pasa?. ¿Acaso vas a besarme? —Bromeo de manera juguetona y coqueta. Incluso era capaz de bromear en ese estado.

— Quisieras —Le respondí de la misma manera y finalmente lo solté.

Retomamos nuestra conversación, que incluía bromas y risas. Debía admitir que amaba esos momentos en los que los dos nos olvidábamos de los problemas y podíamos hablar de esta manera.

Al caer la noche, por algún motivo que desconocía, me costaba conciliar el sueño. A mi lado se encontraba Popee durmiendo tranquilamente. 

Desesperada de aquella situación, estaba decidida a salir a correr por todo el circo para cansarme, de ese modo al regresar podría dormir apenas tocara la cama. Me levante de la cama, pero justo antes de llegar a la puerta comencé a escuchar quejidos que de inmediato llamaron mi atención; Mire hacía atrás, Popee se encontraba retorciéndose de un lado al otro en la cama mientras seguía durmiendo.

Me acerque hasta él con sutileza para no despertarlo. Su expresión tenía una mezcla de enfado, desesperación y tristeza. Entonces comenzó a sollozar y sudar frio, reconocí su situación, estaba teniendo una pesadilla.

— No, no lo soy —Habló apenas entre suspiros. 

Deseche aquella motivación para salir a correr y volví a la cama, acercándome delicadamente a Popee para abrazarlo tratando de darle consuelo. Al poco rato se tranquilizo, e inconscientemente correspondió a mi abrazo. Acaricie con suavidad su cabello, sintiendo la calidez que me transmitía, fue entonces que pude dormir.

En mis sueños podía percibir el olor de la lluvia, todo mi entorno estaba sumamente borroso, apenas podía distinguir colores rojizos y amarillos, susurros inentendibles acompañados de una enorme sensación de desolación que me hacía sentir dolor en el pecho.

Desperté sintiendo mi rostro húmedo, mientras que veía el otro lado de la cama vació. Lleve mi mano hacía mi rostro tan solo para limpiar las lagrimas que escurrían de mis ojos. Me levante con muy pocos ánimos para echar un vistazo a mi alrededor tan solo para darme cuenta que era la única persona en la habitación.

Salí para desayunar con los demás, ignorando aquella sensación que me recibió en el inicio de mi día. Estando en la cocina con el resto del elenco no pude pasar por alto la ausencia de aquel rubio excéntrico.

— ¿Y Popee? —Pregunté con curiosidad.

— No sabemos —Expresó Kedamono dándole muy poca importancia.

— Quizá desayuno mas temprano y ahora anda por ahí practicando sus trucos —Le siguió su padre apenas percatándose de la ausencia de su hijo mayor.

— No te preocupes, mas tarde aparecerá, siempre lo hace, solo necesita espacio para él —Expresó Marifa un poco mas tranquila sabiendo el comportamiento de su hermano. 

Mientras el desayuno, aprovechamos el momento para hablar sobre mi situación y el fracaso con las terapias. Realizaron lluvia de ideas para buscar una solución, sin embargo todo se llego a una misma conclusión. Volver con mi medico y que fuera él quien decidiera que debíamos hacer al respecto.

Los demás se retiraron para seguir su día, yo me quede en la mesa mirando mi plato de comida el cual apenas había tocado, realmente no tenía mucho apetito últimamente. Recogí mi plato, limpie el lugar y me marche en búsqueda de Popee. 

Grande fue mi sorpresa cuando al salir me encontré de frente con el susodicho quien vestía una ropa mas casual y llevaba en sus manos unas flores.

— Umi —Dijo mi autoproclamado nombre con sorpresa en su mirar.

— ¿Dónde estabas?. ¿Por que llevas flores?.

Al mencionar las flores de inmediato las escondió tras su espalda, desvió la mirada y demoro en responder.

— Fui a la ciudad porque.. quería.. —Podía notar su nerviosismo al hablar— y las flores.., son.., para ti.

— ¿Cómo dices? —De inmediato me desconcerté.

Entonces extendió sus manos hacía mi con las flores. Me paralice unos instantes en los cuales mi sonrojo fue evidente. Tome las flores tímidamente. No sabía que decir al respecto y al parecer Popee tampoco.

— Voy a ensayar —Dijo mientras corría hasta su habitación. 

Sonreí inconscientemente al mirar con mas detalle las flores, eran de un hermoso color rojo, unas hermosas flores que lamentablemente no conocía su nombre. Llené un vaso con agua y las lleve hasta mi habitación, colocándolas cerca de la ventana donde pudieran recibir los rayos del sol.

Me tomé un momento para apreciar la belleza de aquellas flores, recordando así mismo cuando Popee me las dio. Sin embargo, me daba la sensación de que algo no estaba del todo bien.

Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora