Estaba en negación, no quería creer que Popee se había estado drogando todo este tiempo. Lo estuve observando desde lejos esperanzada de estarme equivocando. Popee miro a sus alrededores asegurándose de no ser observado. Esta vez no dudaría en seguirlo.
Camino hasta llegar al lugar que se utilizo como bodega, mirando a sus alrededores antes de entrar. Tuve mucho cuidado al momento de ocultarme para no llamar su atención. Después de entrar, me acerque hasta la puerta que abrí muy apenas para no ser vista.
De su habitual bolso azul, lo vi sacar un pequeño ramo de flores, muy similar al que me había regalado con anterioridad, aquellas bellas flores de amapola. Rogaba por que simplemente se escondiera por la vergüenza de ser visto apreciar flores tan hermosas.
En aquel lugar, también se encontraba una mesa donde se hallaba un pequeño horno que se veía viejo y un poco descuidado pero funcional pues lo vi precalentarlo. Mire con atención tratando de ser tan cautelosa y discreta posible para que no se percatara de mi presencia. En una bandeja coloco un papel y sobre este acostó una por una las flores procurando que no se tocaran entre si, las metió al horno al rededor de 2 a 3 minutos en los que se miraba que esperaba impacientemente.
Me sorprendí al ver salir las flores completamente marchitas. Después, las hecho a un mortero para comenzar a molerlas cuidadosamente hasta dejarlas casi como polvo. Sabía para donde iba esto, pero decidí no intervenir por el momento. De un pequeño cofre, saco unas hojas de un color blanco semi transparente, una maquina pequeña de color oro con forma cilíndrica y unos filtros blancos.
Abrió la maquina, en un extremo coloco el filtro y en el resto, echo los pedazos triturados de las flores, lo cerro y giro la parte posterior de la maquina, la abrió tan solo para colocar un extremo del papel y volviéndolo a cerrar, dejando de fuera la mayor parte de la hoja, nuevamente giro el mecanismo de la maquina y al abrirlo tenía listo un cigarro. Continuo con ese mismo procedimiento hasta llenar una cajetilla.
Lleve mi mano a mi boca la cual cubrí con tristeza, no podía creer lo que acababa de ver. Escondió de nuevo todos sus materiales, cerré la puerta con mucho cuidado y tuve que marcharme del lugar.
Me escondí lejos de la bodega. Al poco rato, Popee salió muy sigilosamente mirando a sus alrededores de nuevo para comprobar que nadie lo miraba y se fue. Lleve ambas manos a mi rostro sin saber como manejar aquello que acababa de ver, no sabía como reaccionar ante el descubrimiento que todo este tiempo, la persona a quien mas apreciaba había estado drogándose, eso explicaba demasiado el por que se comportaba de la manera en que lo hacía o el como parecía que no sentía dolor. Para cuando me percaté, ya lo había perdido de vista.
— Carajo —Maldije con irritación— Debo encontrarlo.
No sabía muy bien que debía hacer, apenas tenía tiempo para hacer algo al respecto, solo me quedaba un día mas en este circo, ya no había mucho que pudiera hacer.
Busque desesperadamente a Popee, pero parecía que se lo había tragado la tierra. Me encontraba demasiado inquieta y angustiada por su paradero, estaba segura que había buscado un lugar para drogarse, lo que incrementaba mi inquietud por encontrarlo.
— ¡No quiero volver a verte!.
Reconocería esa voz donde fuera, aun estando ciertamente distorsionada. Me alegré de escucharlo. Corrí hasta donde había escuchado esa voz, dentro de una carga casi vacía en su totalidad, solo guardando las cosas que Popee usaba para sus ensayos.
— ¡Popee! —Exclamé con alegría al entrar.
— ¡Largo! —Gritó con furia.
Sin embargo, no me gritaba a mi, sino a si mismo, a su reflejo en el espejo frente a él. Me congele como estatua al ver la escena.
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Fragmentos Perdidos ||PopeexT/N||
FanfictionTras sufrir un accidente traumático, despiertas con amnesia en un circo el cual te aloja y ayuda en tu lucha por reconstruir tu vida, descubres que has perdido todos tus recuerdos tanto de tu familia como de tu vida en general. Atrapada en un mundo...