Capítulo 7

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Jacob

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Jacob

No pude dormir casi nada, dos horas, tres horas, la verdad no sé cuántas fueron. Di mil vueltas en la cama, conté ovejas, intenté no pensar en absolutamente nada, pero fue imposible.

Cuando al fin pude conciliar el sueño no fue tiempo suficiente para descansar, la alarma que tenía me despertó cuando eran las 5:30am.

La rabia que me invadió anoche fue la culpable, o no, la culpable fue Leah, ella y su propuesta desesperada por dejar de ser virgen.

En un principio solo pensé que me estaba pidiendo que me acostara en la misma cama, pero luego lo dijo directamente al comprender que no estábamos en la misma sintonía y mi cuerpo completo se tensó en respuesta.

Leah, la Leah a la que he respetado por años, a la que he cuidado y tratado como si fuera una hermana. La Leah que me acompañaba siempre en mis peores momentos aunque no dijera una sola palabra. La Leah por la que haría cualquier cosa que me pidiera exepto llevarla a la cama, porque mi Leah no se merece que la traten como ella me está pidiendo que haga. Mi Leah se merece estar con alguien que de verdad la ame y que ella también lo ame, pero no yo. Yo no soy ese hombre, el amor que siento por ella es de amigos, ese mismo que ella siente por mí, los amigos no hacen lo que ella anoche me pidió que hiciera.

Salgo del departamento sin esperarla, el sonido de sus pasos acelerados me indican que me está siguiendo.

Anoche cuando me pidió que la hiciera mujer pensé que estaba bromeando, que solo era un juego más de esos que a ella le gusta pero no, no era una puta broma.

Discutimos por lo que fue una hora y después de cansarme de escucharla, de verla llorar —posiblemente mis palabras rechazandola provocaron esas lágrimas— me retire a mi habitación dejándola sola.

Le reclamé por pedirme tal cosa, le grité para que no insistiera, para que no me diera motivos ni escusas tontas por la que debía hacerlo.

Ignore cuando casi me ruega, cuando dijo que prefería que fuera yo antes de que otro tipo el que la hiciera mujer. Pero lo que más me da rabia es que tiene con quien hacerlo pero para ella es mejor que otro la haga suya para estar preparada para ese idiota que no está al tanto de nada.

Entro al carro y enciendo el motor, espero que guarde su pequeña maleta en el maletero del carro y se siente en el asiento de copiloto para acelerar e ir a casa.

El silencio que se instala entre nosotros es un alivio para mí, es mejor que ella no hable y yo menos, le diría todas las palabras que me callé anoche por no lastimarla.

Llevamos una hora de carretera cuando en la radio empieza a sonar Play with fire de Nico Santos. Extiendo mi mano para subir el volumen sin esperar que Leah haría lo mismo y llegamos los dos al mismo tiempo, su mano rosa a la mía y la retiro rápido como si su tacto me quemara. Ella sube el volumen y se pone a tararear la canción mirando por la ventanilla.

Solo somos amigos ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora