Capítulo 5

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Leah

Tal vez la universidad no es como pensaba. Mucho estudio, poco tiempo libre, estrés, exámenes sorpresas. Me quejo pero no niego que estar aquí es gratificante, estoy cerca de mi mejor amigo, conocí a Elena y Andrew que han hecho de mi estancia en este lugar más llevadera y también está Jonathan.

Todavía no puedo creer lo bien que han ido las últimas semanas en los momentos que hemos compartido juntos.

Está semana ha estado muy atento. También me presentó a sus amigos y a todos creo que les caigo bien exepto a Carla, la chica que nos interrumpió en su habitación el día de la fiesta en su casa, al parecer tenían algún tipo de relación antes de que yo llegara. Pero él... esos ojos azules tan cálidos, su forma de hablar tan directa, sus labios encendiendo una hoguera cada que toca mi piel o se presenta en un beso iniciando una batalla con nuestras lenguas.

En fin, creo que ese rubio me está gustando mucho.

Yo diría que demasiado.

La cuestión es que me gusta. El tanto ahora no es que sea muy relevante.

Me sumerjo en mi lectura, estoy sentada en el parque del campus esperando a que empiece mi próxima y última materia del día, con un libro acomodado entre mis piernas cruzadas sobre el banco cuando mi campo de visión es interrumpido por unas manos que cubren mis ojos. Me sobresalto por la sorpresa y me relajo cuando el olor de su perfume penetra en mi fosas nasales.

Jonathan, su fragancia masculina es exquisita y exitante.

Al no tener respaldar donde recostarse el banco, se sienta en este dejando sus piernas abiertas una a cada lado del banco y haciéndome cambiar de posición, quedando mi espalda pegada a su pecho.

Recibo el beso que me da como saludo con mucho gusto, girando un poco más el cuello para que nuestros labios puedan encontrarse.

Acomodo la falda holgada de mi vestido para que no se vea nada que no deba verse.

—Nos hemos combinado hoy la ropa —dice dejándome un beso casto en la cabeza.

Me tomo un momento para ver su vestimenta y es cierto, su polera y pantalón deportivo son blancos, igual que mi vestido.

Sonrío en respuesta y beso su barbilla.

—¿Qué lees? —me arrebata el libro de las manos.

—Es de Elena, me lo prestó para que lo leyera.

—Deberíamos ponerlo en práctica, ¿Sabes? Podríamos demostrar que el amor existe verdaderamente y no solo en los libros —sugiere señalando la página que yo estaba leyendo antes —Estoy a tu disposición para cuando quieras intentarlo —su voz sale en un susurro suave que estoy segura que escucho por lo cerca que está su boca de mi oído —Solo imagina lo que haríamos juntos... —guarda silencio, dejando volar a mi imaginación con los posibles escenarios —Y las sensaciones que dejaremos nacer él uno por el otro.

Si tan solo supiera.

Es por eso que quiero saber todo lo que pueda, es que con solo escuchar sus palabras sé que puede hacerme sentir eso y más, por eso tengo miedo de que no le guste si me entrego a él si ni siquiera sé cómo debo actuar en el acto.

Solo somos amigos ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora