Jacob
Cuando Walter dijo que mi hermana estaba bien el alma me vino al cuerpo y el aire llegó mejor a mis pulmones.
Desde mis diez años hasta mis catorce viví la peor etapa de mi vida. Cada día que pasaba veía la vida de mi hermana apagarse poco a poco y con ella la mía también. Nos mudamos desde Los Ángeles a New York para su tratamiento, solo que los doctores no daban muchas esperanzas hasta después del transplante de Médula Ósea, todo empezó a ir a mejor y al año ya mi hermana estaba en remisión.
—Me falta el aire —se queja mi sol y la abrazo más fuerte —Vete a descansar que no me voy a morir porque te vayas. Los resultados están bien, estoy bien.
Le doy un beso en la frente y disminuyo la presión de mi brazo pero sin cortar el contacto.
Todo el día he estado al lado de ella como si fuera un perro detrás de su dueño, el dolor que experimenté por la falsa alarma es el causante de que quiera estar junto a ella, como si no hubiera mañana.
—Te amo Jenny, más que a mí, más que a nadie. Cuando Walter dijo que te habías desmayado y que te hicieron pruebas por si era... —me callo para no decir esa palabra que fue la causante de la mayoría de mis lágrimas y el sufrimiento de mi hermana.
—Estoy voy, no me voy a ir a ninguna parte. Todavía tengo mucho por lo que vivir y... no llores —pide cuando ve las lágrimas que bañan mis mejillas.
—Sentí que se me iba la vida Jenny —continuo —Tú eres mi vida y no quiero que me dejes nunca porque no se vivir sin ti —doy un beso en su frente —Eres mi ancla en este mundo, si no estás en él yo me muero.
—Shhhh, no digas que te vas a morir. Mírame —exige cuando cierro los ojos y niego —Si en algún momento mi vida se apaga prométeme que no te vas a dejar sumir en el dolor y... déjame terminar —ordena cuando hago el amago de decir algo —Ahora estoy bien pero si un día no, prométeme que vas a vivir por lo dos.
Un nudo se arma en mi garganta y no soy capaz de pronunciar una sola palabra y muevo la cabeza en señal de afirmación aunque sé que será imposible cumplir esa promesa.
Me abraza con fuerza por unos segundos y después rompe el contacto llevando sus manos a mis mejillas y limpia la humedad de las lágrimas.
—Ahora vete a dormir que ya es tarde.
—¿Me estás echando? —finjo indignación.
—Quiero que descanses, mañana vuelves a Boston y quiero llamar a mi novio pero si estás aquí no puedo hacerlo.
Tiene razón, por más que quiera estar cerca de ella no puedo. Ella tiene su vida y yo tengo que terminar de estudiar para poder estar aquí.
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Solo somos amigos ¿Verdad?
RomanceDiez años de amistad. Un pasado triste que los une. Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos. Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...