Diez años de amistad.
Un pasado triste que los une.
Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos.
Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Leah
Uno, dos, tres... respira.
Hago caso a mi voz interna.
Cuento...
Respiro...
Y aún así, lo que provocó en mí escuchar su voz, sus palabras y el tono sarcástico que empleó, no me permite controlar que mi ojo izquierdo deje brincar producto de mi creciente rabia.
Sí, rabia.
Para nadie es secreto que Carla es la única persona que no soporto.
¿Dónde dejas a Loretta?
Ya superé los celos con ella, creo.
El caso es que esta Carla, es la Carla que desde que nos conocimos instaló en mí inseguridades que me hicieron cometer muchos errores.
No le eches a ella lo que solo es culpa tuya.
Y no es culpa suya, lo que quiero decir es que, sin importar lo que yo haya hecho, ella es esa piedra que molesta en el zapato.
Me volteo despacio, con respiraciones profundas, intentando calmar mi lengua, porque eso sí, nunca me he fajado, pero estoy segura que una palabra escupida de mi boca, duele más que un puño en su lindo rostro.
—Gracias, felices ya somos —me sincero, aunque mi tono tiene el mismo sarcasmo que ella.
Elena y Andrew permanecen a unos pocos metros de nosotros, observando toda la escena.
La pelinegra acorta casi toda la distancia, manteniendo una separación prudente.
—Siempre lo supe —escupe —La forma en la que se miraban lo decía todo. El único que no lo vió fue Jonathan, ni siquiera todas las veces que le advertí sobre ustedes no quiso verlo.
—Eso solo quiere decir una cosa.
Me mira con sus ojos entrecerrados, esperando que continúe con el veneno que retengo en mis siguientes palabras. El silencio no se alarga mucho cuando su curiosidad la domina.
—¿Qué?
Una carcajada corta sale de mí.
—Pensé que eras más lista, pero ya veo que no.
—Habla de una maldita vez —se exaspera.
Bien, mi palabrería está dando resultados. Sacar de quicio a las personas es mi deporte favorito.
