Diez años de amistad.
Un pasado triste que los une.
Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos.
Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...
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Jacob
¿Alguna vez viste a tu mejor amiga como mujer?
¿Alguna vez pensaste que te acostarías con tu mejor amiga?
¿Te arrepientes de follar con tu mejor amiga?
Desde ese día me hago las mismas preguntas y siempre obtengo las mismas respuestas.
Nunca había visto a mi mejor amiga como mujer, al menos no hasta que en un impulso me pidió que la hiciera mujer. Me pareció la mayor de las locuras pero instalo en mí un deseo que no conocía y sentí necesidad de ella.
Nunca pensé que me acostaría con mi mejor amiga. Siempre la respeté, en todos los sentidos, tantos años de amistad que podría decir que la quería como una hermana, pero no lo somos y la tentación es más fuerte que la razón.
No me arrepiento, me gustó, me gustó demasiado follar con mi mejor amiga. De lo único que me arrepiento es que desde ese día quiero volver a repetirlo y me duele estar deseando a mi mejor amiga cuando no debería sentirme de esa manera.
Y si alguien me preguntara diría lo mismo, aunque no lo diga en voz alta o mienta, la voz de mi cabeza gritará en silencio las mismas respuestas.
Ella por no querer decepcionar al idiota de su novio se entregó a mí, que soy su mejor amigo. Cruzamos esa línea invisible que nunca pensamos que pasaría. Su miedo por defraudar a un idiota en la cama pudo dañar nuestra amistad, yo por seguir ese juego de placer puse en riesgo nuestra amistad, pero no la hemos roto, no hasta ahora, no como pensé.
Al parecer la plática que tuvimos fue suficiente para dejar las cosas claras, y si hemos sentido incomodidad estando en el mismo lugar lo hemos sabido disimular a la perfección.
—Jacob ¿En qué país estás? Te estoy hablando hace rato.
La voz de Andrew y su mano moviendola frenéticamente frente a mis ojos me sacan de mis pensamientos.
—¿Qué decías?
—Necesito que me ayudes con este este balance. No entiendo nada de administración. Estoy más perdido que pez en pecera ¿Cómo lo haces?
Sus quejas me dan jaqueca. Me brindé para ayudarlo a estudiar como siempre lo hago, pero hoy no tengo cabeza para eso.
Tomo las hojas frente a él y les hecho un vistazo rápido. Me paso casi tres horas explicándole como hacerlo y al final terminé haciendolo yo por completo.
Elena y Leah han pasado todo este tiempo en la cocina, según ellas preparando una gran cena, que dudo que lo sea porque lo único que queda de mercado es comida enlatada, espaguetis y ensalada. No creo que comer pasta o sopa recalentada sea la gran cosa pero bueno, ellas y sus cosas.
—Cyrus ven con mamá.
Rio al escuchar como Leah llama al cachorro destructor. En menos de una semana a roto zapatos, calcetines, casi daña el mando del televisor, entró a mi cuarto y me dañó unas cuentas ropas. Casi nunca hace caso, a Leah menos que a mí.
