Diez años de amistad.
Un pasado triste que los une.
Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos.
Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...
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Jacob
Lo mandé todo a la mierda.
Por los putos celos a ese idiota que aparte de idiota tiene el título de Novio, mientras yo, el de Mejor Amigo, aunque en privado fueramos más que eso, frente a todos no, y eso es lo que más duele.
Cuando lo ví entrar solo me deje llevar por el impulso y no medí las consecuencias que traería mis acciones.
La forma en la que Leah me habló me hizo caer en cuenta de lo que hice —aunque no me arrepiento— pero hice mal.
Verla irse tras él fue algo que no esperaba y como tal, un puñetazo directo en el alma. Su rechazo cuando regresó fue como echar limón a la herida y ahora verla a punto de salir por esa puerta es algo que me está matando.
¡No! No puedo dejar que se vaya.
—Te amo.
Dos palabras que la inmovilizaron, detuvo su paso justo antes de salir por la puerta.
Dos palabras que ya le había dicho antes en muchas ocasiones cuando éramos solo amigos, solo que ahora, es de una manera diferente.
¿La amo?
Estoy jodido de tanto amarla.
La amo tanto, que estoy en ese punto donde amarla me duele.
Porque me está doliendo existir en este puto instante en el que siento que la estoy perdiendo.
Fijo mi vista al piso antes de que logre dar la vuelta en su eje y quedar cara a cara, por culpa de un par de lágrimas rebeldes que al escapar de mis ojos dejan como prueba lo mucho que me afecta que se vaya.
—¿Me amas? —cuestiona como si cuando lo dije no lo escuchó bien o no fue suficiente para ella.
—Te amo —repito anclando mi vista con la suya, acorto la distancia —Y no como a una amiga, no como a la niña que secó mis lágrimas y me hacía compañía cuando sentía que mi mundo se apagaba, tampoco como la pequeña responsable de que hoy mi hermana esté viva —mi voz se quiebra —Amo lo que somos juntos y...
—Cállate, por favor —su voz sale en un ruego.
Sus ojos brillan por las lágrimas almacenadas, que amenazan con salir en cualquier instante.
—Si me amaras como dices, no hubieras hecho las cosas a tu manera —escupe con rabia —Si me amaras hubieras esperado a que yo le terminara pero ahora... lo jodiste todo.
