Capítulo 20

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Jacob

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Jacob

Una semana, tranquila, sin discusiones, lejos de todos.

Una semana que ha sido la mejor de toda mi vida, por lo menos hasta ahora.

Una semana donde solo hemos sido ella y yo, sin terceros.

Una semana que acaba hoy porque tenemos que regresar a la realidad.

Elena nos ofreció la cabaña de su familia para estar solos, conversar, arreglar las cosas... y todo lo que dijo en un discurso que no le preste atención alguna.

Llevo una hora despierto, viéndola dormir, como lo he hecho la última semana. Aparto con cuidado un mechón de su cabello que cae en sus ojos para no despertarla, pero lo hace, abre los ojos y pestañea un par de veces adaptándose a la claridad.

—Buenos días —susurra, besa mi barbilla —¿Hace cuánto estás despierto?

—El tiempo suficiente para admirar la belleza de un ángel al dormir.

Se ríe y levanta un poco la cabeza para ver el reloj de mesa que reposa a mi espalda.

—Joder, pasan de las diez de la mañana —se separa de mí para salir de la cama directo al baño, la sigo —¿Por qué no me despertaste antes? Ya vamos tarde. Jonathan me va a matar le prometí que nos vería...

Se calla cuando ve la expresión en mi rostro. Quedamos que delante de mí no mencionaría al idiota, no lo besaría, ni tendría tanta cercanía con él. Los teléfonos lo apagamos a penas llegamos y no lo encenderiamos hasta llegar a la ciudad para evitarnos discusiones innecesarias.

—Perdón, no quise hablar de él.

Hago un ademán con la mano restándole importancia cuando en realidad estoy que reviento por dentro de la rabia.

Me doy la vuelta para dejarla bañarse pero me abraza por la espalda, sus pechos desnudos se pegan a mi piel, cosa que me exita al instante, la erección que tengo es prueba de ello.

—Bañate conmigo, por favor —su voz sale como una súplica.

Sus manos que están enlazadas en mi abdomen se sueltan y baja una con lentitud hasta llegar a mi sexo, suelta una risita victoriosa cuando siente como me tiene. Rodea mi miembro con su delicada mano y empieza a estimularme con movimientos suaves ejerciendo un poco de presión, gruño en respuesta.

Me doy la vuelta y la estampo en la pared, me apodero de su boca en un beso que demuestra mi necesidad, creo que nunca me voy a cansar de ella y eso me asusta. Su mano sigue trabajando en mi entrepierna aumentando la velocidad.

Solo somos amigos ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora