Diez años de amistad.
Un pasado triste que los une.
Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos.
Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...
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Leah
5 años después
El día de hoy sería especial, por eso habíamos llegamos hace una semana a Boston para estar presente en la fiesta de revelación de sexo del bebé que esperan Andrew y Elena.
La idea de saber el sexo del bebé de esta forma fue de Jenny y Jacob que en una vídeollamada con nuestros amigos —vídeollamada a la que yo no estaba invitada por algún motivo que desconozco— pero al menos se dignaron en contarme que estaríamos aquí para este momento. Walter es el único que hasta el momento sabe el sexo del bebé como también es él único encargado de estar al pendiente de la organización del evento y del equipo de decoración que se contrató.
Me miré una última vez en el espejo de cuerpo completo de la habitación de Elena donde nos habíamos preparado, o mejor dicho, donde ella escogió el vestido que debía ponerme, incluso me convenció de dejarme hacerme un maquillaje —aunque sencillo— más llamativo de lo que normalmente usaría.
—Estás hermosa así, pero debiste haberme dejado hacerte un peinado más recogido —comentó Elena llamando mi atención.
—Me gusta mi pelo suelto —informé, no dejaría que me hiciera uno de esos peinados elegantes ni loca —Además es tu día especial, no el mío.
Por un momento abrió la boca con la intención de decir algo, pero al parecer se arrepintió de lo que iba a decir porque solo movió su cabeza de una lado a otro negando.
Giré en mi eje y me observé desde todos los ángulos, mirando detalladamente que no se me notara nada que no debería por el momento. Un vestido rojo se ajustaba a mi cuerpo, escote en forma de corazón. Mis pies calzaban unos hermosos tacones puntifinos en negros. Mi pelo se mantenía suelto, con algunas ondas.
—Ya podemos ir con los demás —anuncio.
Me acerqué a ella y toque el bulto que se había formado en su estómago, no era tan grande, pero aún así se notaba. Un vestido blanco algo holgado adornaba su cuerpo. Me incliné un poco y dejé un beso en su barriga por encima de la tela.
—¿Ya le contaste? —quiso saber en cuando me incorporé, niego —¿A qué esperas?
—Dos años de casada ya y ahora van a tener un bebé —menciono en un intento de cambiar el camino que estaba tomando la conversación —Que rápido pasa el tiempo.
—Debes contarle —insistió.
—Lo sé y lo haré —acepté —No es algo que pueda ocultarle toda la vida. Si no lo hago tarde o temprano se terminará dando cuenta y...
—Y es mejor que lo sepa de ti.
—Todavía estoy intentando procesarlo —digo en un hilo de voz —Tengo miedo.
