Jacob
Cuando Elena llamó supe que no era para nada bueno, escucharla hablar de la condición en la que se encontraba Leah era lo último que me podría imaginar. No entiendo como no es conciente de que el trago le hace mal y aún así no se frena sabiendo las consecuencias de lo que viene después con la resaca.
La última conversación que tuvimos en el departamento me descolocó un poco, todo estaba bien entre nosotros, no entendí el por qué de su repentino cambio de humor.
Gritarle no me gusta pero no me quedaba de otra, tiene que aprender a comportarse. La forma en que me mira, sus ojos cristalizados me hicieron arrepentirme al instante pero no puedo permitir ni tolerar su comportamiento inmaduro.
Elena se acerca con una botella de agua que sacó de su carro y se la entrega a Leah.
—Esperenme que voy con ustedes —le dice Leah cuando la pelirroja nos da la espalda.
Empieza a caminar en su misma dirección y a unos pocos pasos del carro se agacha a vomitar.
Intento acercarme pero mi hermana que llega primero me hace una seña para que no lo haga que ella se encarga.
Espero que termine de desechar todo lo que su estómago no soporta adentro por culpa de todo lo que bebió y me acerco a Elena para preguntarle si Leah había dicho algo de lo que le pasaba pero todos estaban en blanco, sin saber nada, aunque yo me hacía una idea.
Desde mi posición la ví hacer gárgaras con el agua para enjuagar su boca.
—¿Qué mierda le hiciste? —gruñe mi hermana acercándose —Te dije que si le hacías daño te la verías conmigo y...
—No tengo ni puta idea de lo que le pasa. Todo estaba bien hasta después que tú llegaste. Me dijo que necesitaba espacio para organizar sus ideas y ver que hacía con su vida —explico —Vete con Elena yo me encargo de ella.
Duda pero después le hace una seña a Elena para montarse en el carro y ponerlo en marcha.
—Traidoras —grita Leah cuando ve el auto alejarse —Tú bien lejos de mí —ordena cuando me acerco —Lo que menos necesito ahora es tenerte cerca.
Cuento hasta diez mentalmente, necesito calmarme, no quiero perder los estribos con ella, menos en ese estado en el que corre más alcohol por sus venas que sangre.
Recojo los zapatos que dejó en el suelo cuando empezó a vomitar y a penas ve que me estoy acercando a ella empieza a alejarse, camino más rápido para alcanzarla, forcejea conmigo pero sin fuerza y con lo borracha que está los puños que deja en mi pecho parecen caricias.
ESTÁS LEYENDO
Solo somos amigos ¿Verdad?
RomanceDiez años de amistad. Un pasado triste que los une. Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos. Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...