Jacob
Nunca imaginé que la vida podía dar un giro tan repentino de la noche a la mañana. Mi amigo, con quién he compartido los mejores años de mi vida, puede morir, por una arteria en su cerebro que se ensanchó y estaba a punto de reventar.
¿Puede morir?
No sé, espero que no.
Espero que todo salga bien, que todo sea un susto y que en unas semanas puedamos hacer una broma de lo que pasó hoy.
Las últimas palabras que había dicho Jenny, me estaban matando por dentro. El riesgo, las probabilidades, todo venía a mí como una daga haciéndose paso en mi pecho, sin previo aviso.
Dolor.
Podía sentir el dolor en cada rincón de mi ser.
Miedo.
Si el miedo fuera persona, esa sería yo en este momento.
Elena no dejaba de llorar, mi hermana se echaba la culpa de haberse alegrado cuando no sabía quién esperaba cirugía y Leah, bueno, ella desde que llegamos ha estado de pie en el mismo lugar, casi no ha pronunciado palabra. Sus uñas se entierran en sus muñecas, como si de esa forma pudiera apagar todo lo que está sintiendo. Quiero abrazarla y decirle que todo está bien —aunque no lo está— pero siento que Elena me necesita más y por eso me detengo.
Mis estómago se retuerce por la impotencia de no poder hacer nada. Quisiera que el día de ayer no se hubiera acabado y que todos estuviéramos felices, disfrutando del momento.
—Él no se puede morir —sollozaba la pelirroja —Él no puede dejarme sola, él... no... no lo acepto.
Verla y escucharla tan afectada fue un tiro de gracia que me trajo recuerdos del pasado. Sé lo que siente, sé cuál es su dolor y su miedo. Lo sentí una vez por mi hermana y hasta la fecha todavía tengo miedo de perderla.
A mi mente viene cuando ayer Andrew me contó lo que quería hacer y quise contarle, quise decirle que él le iba a pedir matrimonio, pero mordí mi lengua. Eso es algo que no me corresponde a mí decirle, no cuando todavía está la posibilidad de que él pueda decírselo.
—Debí sospechar algo —continua —Hace días se quejaba que le dolía la cabeza y los ojos pero como el dolor no le duraba mucho yo... ¿Cómo iba a saberlo? Ojalá hubiera podido saber a qué se debía eso.
—Deberíamos mantener la calma —sugirió Jenny, secando sus lágrimas —Él va a estar bien, cuando llegó al hospital no había explotado, su desmayo y los otros síntomas son normales en estos casos. Su situación no era de gravedad, aunque eso no le quita la urgencia del asunto.
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Solo somos amigos ¿Verdad?
RomanceDiez años de amistad. Un pasado triste que los une. Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos. Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...