Diez años de amistad.
Un pasado triste que los une.
Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos.
Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...
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Leah
¿Alguna vez viste a tu mejor amigo cómo si fuera más que eso?
Yo no lo había hecho, tampoco pensado... hasta ese día.
Dos palabras fueron suficientes para cambiarlo todo.
—Acuestate conmigo.
Dos palabras que hicieron que todo fuera posible, que fuéramos posible.
Una tentación que creció en los dos y no descansó hasta que caímos en ella y después... después fue imposible parar.
Fue como si antes de eso —inconscientemente— deseábamos ser más que amigos, pero no nos dimos cuenta hasta que esa noche, aquella propuesta indecente nos abrió los ojos.
Y hoy, es un día que estoy segura que no olvidaremos nunca.
Hoy haremos una vez nuestra promesa: Por siempre y un día más. Esta vez frente a los ojos de Dios.
¿Qué si estoy nerviosa?
Toda mujer a punto de casarse lo estaría y yo no soy la excepción.
Cuando Jacob me propuso matrimonio, no pensaba que nos casaríamos en menos de un año, pero el mes pasado se despertó con la idea de que era mejor casarnos antes de que nuestro bebé naciera y yo acepté.
La ceremonia sería algo sencilla, firmaríamos y diríamos nuestros votos frente al juez. Nuestros familiares y amigos más cercanos serían nuestros invitados.
—Vas a ser una novia muy hermosa —asegura Elena cuando termina de peinarme.
—Y la más embarazada también —señalé mi panza de treinta y nueve semanas.
Ella sonrió y yo también.
—Espero que ya estén listas —dice Jenny entrando a la habitación —Jacob está desesperado por casarse y no está siendo fácil contenerlo para que no venga hasta aquí.
Sonreí nerviosa.
—No lo hagamos esperar —les hice saber, yo también quería ser ya su esposa.
Me puse de pie y me miré en el espejo. Un vestido verde agua, corte princesa y que llegaba hasta mis rodillas lucía mi cuerpo, un elegante peinado recogido adornaba mi pelo y unos tacones negros no tan altos completaba mi atuendo.
Sonreí a mi reflejo y me di la vuelta para ir a encontrarme con el amor de mi vida —aunque todavía no habíamos vivido una vida juntos para decirlo— estaba segura que nuestro amor sería eterno.
