Leah
Tal vez todo lo que me está ocurriendo sea mi culpa, nunca debí acostarme con mi mejor amigo, bueno, con Jacob, nuestra amistad se compró un pasaje para Mierdilandia y dudo que también comprara el de regreso porque en el punto en donde estamos, no hay retorno.
Creo que me odia, tampoco entiendo el por qué, pero las pocas veces que nuestras miradas han hecho contacto, la expresión de su rostro, su mandíbula tensa y sus ojos cargados de rabia me gritan que no soporta tenerme cerca.
Por mi parte lo he ignorando, lo de no cruzar palabras se ha hecho un hábito en nosotros desde que empezamos a vivir juntos, solo que ahora ha sido peor que las veces anteriores, la última discusión que tuvimos es la responsable de eso pero tenía que pasar así. Yo no puedo seguir engañando a Jonathan, además que en algún momento el juego se iba a acabar.
—Amor alcanzarme el bol que ya las palomitas estás listas —registro la voz de Elena desde la sala hablandole a su novio en la cocina —Con cuidado que están calientes.
Los últimos días Elena a sido como mi psicóloga, gracias a ella y a su compañía no me he sentido tan sola, aunque no se quedaba a dormir aquí al menos ella y Andrew me hacían compañía hasta determinada hora para no dejarme sola en el mismo lugar que Jacob, además de que han sido mis choferes.
En pocos minutos regresan a la sala con las palomitas y me hacen compañía en el amplio sofá, para ver una maratón de películas, como casi todos los fines de semanas que vienen a quedarse.
La primera película que escogemos es una comedia "Lo que ellos quieren", después de media hora logré convencer a Andrew de no ver una película de terror porque esas son sus favoritas pero yo no puedo con eso y menos ahora que no tengo un amigo que me abrace cuando no pueda dormir por el miedo.
—¿Quieres hablar de lo que te pasa? —pregunta el pelinegro poniendo en pausa la película, niego —Parece que estás en otro lugar y te vas a quedar sin uñas —con cuidado aleja la mano que tengo en la boca —Quita esa cara que así no vas a resolver tus problemas con Jacob.
¿Tan obvia soy?
En la pregunta está la respuesta.
Esta situación es horrible, nos equivocamos, sí; nos gritamos, también pero aún así me duele porque siempre fuimos uno, no había diferencias entre nosotros y todo se fue a la mierda por mi culpa.
Sin tan solo le hubiera dicho a Jonathan que era virgen la historia sería diferente, mi mejor amigo seguiría siendo mi mejor amigo y no actuaría como si no me conociera. Ahora solo me siento culpable por dañar mi amistad de años y por engañar a mi novio.
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Solo somos amigos ¿Verdad?
RomantizmDiez años de amistad. Un pasado triste que los une. Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos. Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...