Diez años de amistad.
Un pasado triste que los une.
Jacob y Leah jamás pensaron que podían ser algo más que amigos pero las cosas cambian cuando se van a vivir juntos.
Todo empezó con una propuesta y no una de esas en dónde la chica al final termina...
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Jacob
Dormir en el sofá me dejó todo el cuerpo adolorido y pensar que esta noche también me toca dormir en él, Jenny y su novio se van mañana. El día que me emborraché destruí todo mi cuarto y la prueba de ello está en el cuarto libre y deshacerme de eso no es una opción, no hoy, no tengo voluntad para arreglar mi desastre.
A penas pude dormir unas tres horas, Elena y Andrew llegaron temprano porque mi hermana los invitó para pasar el día juntos. Y ahora todos están en mi sala discutiendo que película ver. Sí, una película, la idea de pasar el día juntos de Jenny se limita a ver películas.
—Cyrus ven aquí —la voz de Leah llamando al travieso cachorro capta mi atención.
El perro viene en mi dirección y me paro del sofá para cargarlo sin esperar que pasaría su lengua por mi cara. Me siento de nuevo y lo acomodo en mi regazo.
Dejo de prestar atención a Cyrus cuando alguien se para al frente. Leah se encuentra en mi campo de visión, mis ojos se pierden por todo su cuerpo y suelto una maldición en mi mente a la vez que me tenso, todo por culpa de la ropa que tiene puesta, más bien de la poca tela que cubre solo las partes necesarias.
Su abdomen descubierto me hacen viajar a esa tarde noche que hasta ahora me negaba recordar, el short exageradamente corto y apretado me hace querer meter de nuevo mi mano en su entrepierna y el top que apenas logra tapar sus pechos redondos me hacen desear tenerlos en mi boca.
—Cyrus vamos —cuando quita al cachorro de mi pierna me despierto de mis pensamientos.
Me da la espalda y se lleva al cachorro a la cocina y entonces soy conciente de la creciente erección que nace bajo mis pantalones.
Me paro rápido y salgo del departamento ignorando la voz de mi hermana investigando a dónde voy.
—¿Qué pasa? —Andrew me sigue imitando la velocidad de mis pasos.
Sube conmigo al elevador y cuando llegamos al estacionamiento se monta conmigo en mi carro sin preguntar a dónde vamos.
—Joder —golpeo el volante con rabia para después dejar caer mi cabeza en él con frustración —Pensé que podía pero se me está saliendo de las manos.
—Salgamos de aquí —mi amigo da una palmada en mi espalda —Hablemos en otro lugar.
Cuando Leah me propuso esa locura y después de la discusión que tuvimos no pude quedarme en el departamento, me fui y llamé a Andrew y le conté todo, incluso días después le conté lo que estuvimos a punto de hacer.
