Capítulo 16

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Leah

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Leah

¿Qué si estoy nerviosa?

Por supuesto que estoy nerviosa ¿Cómo no estarlo?

Es la segunda vez que voy a estar en este lugar, pero ese no es el problema. La primera vez que estuve aquí fue por una fiesta, no porque tendría una cena donde conocería a mis suegros.

Los padres de Jonathan me invitaron a cenar con ellos. Al principio estaba muy contenta pero ahora, a punto de entrar por esa puerta, solo soy puros nervios.

—¿Estás bien? —cuestiona mi novio —Estás pálida.

Curvo mis labios para sonreír pero apuesto todo a que salió como una mueca.

—Estoy nerviosa ¿Y si no les agrado? Me tiemblan las manos, mira —le muestro mis manos temblorosas —¿Por qué no lo dejamos para otro día? No estoy preparada.

O te sientes horrible por engañar a tu novio... con tu mejor amigo.

Lo estoy haciendo por él, para estar lista para él.

Llevas un mes diciendo lo mismo. Ya sabes lo que antes te atormentaba y todavía lo engañas y lo tienes esperando.

Todavía no me siento lista.

Repitelo hasta que te lo creas.

Es la verdad.

O no quieres hacerlo.

Sí quiero, de hecho hoy lo voy a hacer, me voy a entregar a él.

—Sí le vas a gustar —me asegura —Eres hermosa, con una personalidad encantadora y estás conmigo. Claro que les vas a gustar.

—No quiero hacerte quedar mal delante de tus padres —confieso.

—No lo harás —besa mi frente —Prometo no dejarte sola en ningún momento.

Asiento y me aferro al abrazo que me da sintiéndome más cómoda, deja un beso casto en mis labios y entramos a la mansión.

Damos unos cuantos pasos hasta llegar al salón donde se encuentran los que supongo son sus padres, una niña pequeña de unos cinco años, sé que es su hermanita, ya me había enseñado fotos de ella antes. Barro todo el lugar con los ojos como no lo hice la vez de la fiesta y todo mi cuerpo se tensa y cierro mis manos en puños ejerciendo una presión exageradamente fuerte cuando la veo acortar la distancia.

¿Qué mierda hace ella aquí?

—Hola Leah —saluda con ironía —Que gusto verte por aquí.

Acepto el beso que deja en mi mejilla izquierda solo porque los padres de Jonathan nos están mirando atentos.

—El gusto es mío —imito su hipocresía.

Miro a mi novio buscando la explicación que no me da, solo se encoge de hombros restándole importancia. No es que me caiga mal Carla, bueno sí, me cae mal, no lo voy a negar. No la soporto, es tan... ella. No entiendo que hace aquí cuando se supone que la cena era para que los padres de Jonathan me conocieran.

Solo somos amigos ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora