Capítulo 42

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Leah

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Leah

La primera semana pasó lenta, la salud de Andrew no corría peligro y ya estaba retomando su vida con normalidad. Jenny y Walter habían regresado a New York, ya no tendrían más semanas de intercambio en Boston.

La segunda semana se podría decir que yo me encontraba mejor. Lo que había pasado con el pelinegro me había pegado fuerte, algunas veces sentía que todo estaba pasando de nuevo y entonces... había sido solo un sueño.

Jacob estaba concentrado en su tesis, dándole los últimos detalles, pues la presentación ya estaba al tocar la puerta en un par de semanas.

Y yo solo existía. Les daba su espacio a todos, porque estoy conciente que lo necesitaban. Les preguntaba en que podía ayudarlos y los dejaba trabajar en lo suyo. Jacob, Andrew y Elena se iban a graduar, el departamento permanecía repleto de papeles por donde quiera que pasara.

Mi chico siempre me dedicaba tiempo y mis amigos también, otras veces me usaban como jurado y oponente, se ponían a exponer frente a mí. Dejaban a mi alcance unas tarjetas con varias preguntas sobre el tema que acababan de exponer y ellos tendrían que responder sin titubear.

—Ya vamos tarde —anuncia Jacob como si no fuera obvio —En la isla dejé tu desayuno.

—¿Por qué tanta prisa?

—Tengo que terminar con unos detalles de la tesis.

Salgo de la cama para ir al baño, pero antes de entrar recuerdo algo y la duda surge en mí.

—Pensé que ya todo estaba listo.

—Sí... es... mmh... —parecía que no sabía que decir —Solo serán unos pequeños retoques, es solo... no lo entenderías.

¿Qué no entendería?

No muy convencida entré al baño y mientras el agua corría por todo mi cuerpo solo pensaba una cosa: ¿Me está ocultando algo?

Deja de armarte películas donde no las hay.

No me estoy haciendo películas, es solo que es extraño. Anoche me había comentado que ya todo estaba listo y ahora tiene que hacerle unos pequeños retoques es...

Es normal que eso pase, es algo importante para él y si cree que esos pequeños retoques mejorarán todo el trabajo que ha hecho, que lo haga.

Bien, ya entendí.

—Antes eras tú la que me mataba por llegar temprano —me recuerda entrando al baño —No demores tanto.

Solo somos amigos ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora