⏳ VEINTIDÓS ⏳

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La mañana afuera pintaba para ser un gran día. El sol brillaba en su máximo esplendor, el clima era agradable, los colibríes rondaban las enredaderas que decoraban la pared de la villa y el buen ánimo de Nina inundaba la recepción.

Jimin estaba sobre su silla revisando el libro de contabilidad, con una taza de café lo más cargado que su estómago le permitía y una cara de pesar que dejaba ver sus ojeras prominentes.

—¿Qué te pasa, jefe? —preguntó Nina. Pasaba una franela por los muebles de la recepción mientras acomodaba las revistas—. ¿Pasaste una mala noche?

Mala noche era una descripción poco acertada.

Cuando llegó a su hogar no era consiente de lo que estaba pasando. O quizá si, pero estaba sumido en una nube abrumadora de confusión respecto a Yoongi y lo que sufría. ¿Depresión y ansiedad? El sufrió mucho pero nunca sintió nada más allá de lo usual, simplemente se obligó a continuar con su vida y tapar con ira todas esas emociones que no le servían de nada.

—No pude dormir mucho —bebió un poco de su café que ya estaba poniéndose frío—, pero estoy bien. Solo necesito una ducha fría y otro más de estos —alzó la taza en su dirección y Nina sonrió.

—Yo puedo traer tu café, jefe. Puedes ir a ducharte mientras yo me hago cargo. Incluso puedes dormir un poco si quieres.

La realidad es que Jimin se había duchado antes de salir de su casa, pero sentía que necesitaba una más con agua y hielo para despertar.

—Ahora regreso, ¿si?

Salió de la recepción cuando escuchó un sonido afirmativo por parte de su ayudante. Caminó por el amplio corredor, divisando su hogar al fondo, pero desviando su vista cuando pasó frente a la habitación de Yoongi.

Se detuvo aún sabiendo que no era buena idea, que no debía verlo porque al parecer, él era el detonante de los síntomas de sus padecimientos emocionales. Sentía que todo era ridículo porque el más afectado había sido él, pero al parecer Yoongi era más débil de lo que parecía.

Su mano derecha empezó a sudar cuando fue acercándola al picaporte de la puerta. No debería estar ahí pero había algo que le hacía necesitar ver que Yoongi estaba bien.

—Si yo fuera tú, no abría esa puerta.

Pegó un brinco cuando la voz de Hoseok llegó de sorpresa. Alejó la mano como si el objeto hubiese estado envuelto en llamas y se sintió avergonzado por haber sido descubierto.

—Yo solo…

—No hay necesidad —respondió Hoseok—, yo sé que no debería meterme en sus asuntos pero no puedo permitir que mi hermano recaiga en esa mierda de nuevo. Yo no sé si está vez pueda salir, no siempre se corre con la misma suerte.

—Nunca fue mi intención que se pusiera mal o que recayera en sus padecimientos de nuevo.

—En realidad recayó desde que te volvió a ver hace más de medio año pero… este proyecto que empezamos con esa bruja lo mantuvo enfocado y no se permitió hundirse de nuevo.

—¿La bruja? —cuestionó Jimin confundido.

—Lee Sooni. La empresaria que está a cargo del bar-restaurant que se va a abrir en poco tiempo.

Jimin realmente quería preguntar porqué un hombre como Hoseok, que parecía ser educado, se refería a ella como bruja. Sin embargo no dijo nada, no era asunto suyo de cualquier modo.

—Yoongi… ¿él está bien?

—Esta mejor que ayer, el médico vino hoy hace un rato y dijo que debía mantenerse tranquilo y alejarse de cualquier situación que le provocara estrés, y siendo Yoongi, creo que va a ser complicado.

Después De Ti [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora