Cuando regresó de su comida con Taehyung decidió que era mejor ocuparse del asunto de las reservaciones de una vez, no podía darse el lujo de perderlas.
—Si, hablo de Villa Esmeralda —dijo al teléfono—. Me informaron que necesitan cinco habitaciones para el fin de semana…
—Oh, claro —dijo la femenina voz del otro lado—, llamé y me dijo su recepcionista que me llamarían de vuelta.
—Si, estoy a sus órdenes. Dígame, ¿que necesita?
—Necesito cinco habitaciones sencillas —su voz autoritaria le resultaba a Jimin un poco molesta, pero nada que no pudiera soportar por unos segundos—. Las necesito para el viernes por la tarde, es un viaje de negocios así que es importante que todo esté listo porque llevo a mis colaboradores conmigo a supervisar nuestro proyecto. Necesito un trato impecable.
Jimin lo meditó. Pensó en mandarla al carajo de una, pero era un profesional y amante del servicio al cliente. Ser amable era una virtud que no todos poseían, evidentemente.
—Claro que si, no tiene de que preocuparse —dijo Jimin anotando cosas en su libreta de notas. Es una cliente exigente, escribió en letras pequeñas.
La llamada continuó. Jimin hizo el registro de las habitaciones a nombre de la señorita Lee y después de ajustar detalles, terminó la llamada. Con unas pocas palabras pudo deducir que la mujer era una persona de carácter fuerte y acostumbrada a dar órdenes.
La cena estaba siendo servida para los huéspedes. Jimin salió al patio donde vio con orgullo a muchas personas sentadas a la luz del atardecer mientras disfrutaban de las delicias que su chef, en compañía de Jungkook, elaboraba cada día. En esos seis meses que pasaron después de la partida de Yoongi, el pelinaranja pudo acercarse más a Jungkook de una forma no laboral, sino como amigos. Era un joven unos años menor que él, con muchas metas por cumplir y con aptitudes brillantes que lo convertían en el mejor de su clase de gastronomía. Jimin se sentía feliz de haberle dado la oportunidad de hacer sus prácticas ahí y además, trabajar para seguir cursando sus estudios. Era un chico responsable y tenía su entera confianza.
—¿En qué piensa, jefe? —el pelinegro se recargó también en la pared justo a su lado.
—En lo frágil que es la vida, Jungkook —el mayor miraba al horizonte. Parecía que observaba a sus comensales, pero la realidad es que veía a un punto inexistente—. A veces dejamos de intentar por miedo, y cuando el tiempo pasa y te das cuenta de que todo ha cambiado, también te vuelves consciente de que no hay vuelta atrás.
El menor no entendía absolutamente nada de lo que su jefe y amigo intentaba decirle. El sentía miedo de muchas cosas -sobre todo de sentir-, pero también se consideraba una persona valiente en muchos aspectos.
—¿Te has arrepentido de no haber actuado a tiempo alguna vez?
Jimin pensó que esa pregunta era demasiado para él. Pensó también que había muchas cosas que debió haber hecho en el pasado; pedir explicaciones -aunque eso no cambiara sus decisiones-, enfrentar las situaciones dolorosas, expresar sus emociones, y sobre todo, soltar los recuerdos.
—Me arrepiento de muchas cosas —dijo en un suspiro—. Por eso tú no tengas miedo de afrontar tus emociones —giró su rostro y vio que el menor le observaba también. Sonrió—. Eres joven y tienes todo el derecho de experimentar tu vida al máximo. Te vas a equivocar pero eso no quiere decir que no estés haciéndolo bien. Todos cometemos errores y tú no serás la excepción. Es parte del crecimiento.
—¿Por qué me dice todo esto, jefe? —Jimin sonrió haciendo ver sus ojos pequeñitos.
—He visto como la miras, Jeon —Jimin sonrió al ver la cara de susto de Jungkook—. No tengas miedo de expresar lo que sientes. Puede ser que te lleves una grata sorpresa.
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Después De Ti [Yoonmin]
Fiksi PenggemarJimin huyó a la playa para alejarse del dolor de la traición. Diez años después el causante de su dolor aparece en la puerta de su casa de huéspedes. Diez años es mucho tiempo. ¿Que podría pasar? Octubre/2022