⏳SIETE⏳

390 45 6
                                    

Había pasado un día desde que el médico visitó a Yoongi. El malestar era causado por un agudo resfriado a causa de la mojada bajo la lluvia del día en que llegó a Villa Esmeralda. Eran cerca de las seis de la tarde y Jimin se encontraba en una de las mesas del patio en medio de los huéspedes que se dedicaban a pasar un rato agradable mientras esperaban la puesta de sol.

—Hola, vida mía, ¿qué te pasa hoy que estás tan distraído? —Taehyung ya había notado el cambio de ánimo de su mejor amigo y empezaba a preocuparse. No era normal verlo tan lejano, tan ido.

Jimin posó la vista en Taehyung que se encontraba frente a él, sentado cómodamente.

—Hola, Tae. ¿Cómo te fue hoy?

—Bien —respondió. Entendió que su pregunta fue ignorada pero insistió—. ¿Qué te pasa? Estás un poquitín raro. ¿Te sientes bien?

«No», quiso decir, sin embargo, decidió que era mejor callar, porque quizá si él se abstenía de hablar sobre los inmundos sentimientos que estaban reviviendo en su interior como los zombis del vídeo Thriller, podría convencer también a su cerebro y corazón de que nada de eso era real.

—Estoy bien —una sonrisa más falsa que las tetas de las modelos de las revistas se instauró en su rostro. Taehyung no conocía todavía su perfecta faceta de mentiroso-ocultaverdades, así que estaba bien con eso—. Es solo que tuve una mala noche.

—¿Algún problema en especial?

—Ninguno —ojeó las facturas que tenía en la mano, haciéndose el tonto realmente—, pero creo que tu sugerencia de que consiga una mano derecha que ayude un poco está siendo cada vez más atractiva.

—Llevo semanas diciéndote eso —dijo ofendido—, pero nunca tomas en cuenta mis sugerencias.

—No seas mentiroso, Tae. Lo estoy haciendo ahora.

—Bueno, más vale tarde que nunca —dijo con falsa ofensa, haciendo drama solo porque era su pan de cada día—. Tengo algo que decirte.

Jimin soltó las facturas que le servían como distracción y fijó su mirada sobre los oscuros ojos de su amigo.

—Dime, ¿qué pasa?

—En la reunión de ayer me dijeron sobre las locaciones y no son aquí cerca como lo había pensado —Jimin le vio interrogativo. Eso significaba viaje gratis, ¿cuál era el problema?

—¿Y eso significa un problema para ti? —dijo extrañado. Tae era un alma libre que viajaba por todas partes cuando se le daba la gana. No entendía su actitud, debería estar saltando de gusto.

—No es un problema, solo quiero tener la seguridad de que cuando vuelva voy a tener mi habitación disponible y sin ningún ocupante intruso.

Jimin rio de manera escandalosa. Tae tenía poco más de seis meses viviendo en su casa de huéspedes y no le veía intenciones de irse, y menos habiendo encontrado un empleo en eso que tanto le apasiona.

—Eres un dramático, Tae. Tu habitación estará ahí esperando por ti, nadie pondrá siquiera un pie dentro de ese lugar, te lo prometo.

—Bien —respondió más tranquilo—, entonces iré a empacar porque el primer viaje es mañana.

Lo vio irse y Jimin pensó que algo bueno había hecho en la vida para tener los amigos que tenía.

Recogió las facturas pendientes por pagar. Caminó con dirección a la recepción cuando miró a lo lejos una silueta conocida de pie.

—¿Qué mierda…?

A pasos apresurados se acercó hasta donde la persona estaba. Era un maldito terco de mierda, eso lo tenía claro.

Después De Ti [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora